sábado, 3 de diciembre de 2016

DICIEMBRE CALIENTE


Las organizaciones sindicales, tras reunirse con el gobierno recién elegido, han decidido que el clima es el propicio para instar a los y las trabajadores y trabajadoras a movilizarse "masivamente", para presionar al ejecutivo. Esta estrategia tiene, en principios dos objetivos. Por un lado, sacar a la calle a trabajadores y trabajadoras para exigir la recuperación de derechos y por otro, "cohesionar" las propias organizaciones sindicales y favorecer, por así decirlo, su visibilidad como instrumentos útiles para luchar por los derechos sociolaborales. Desde una perspectiva sociológica hablaríamos de objetivos manifiestos ( defensa de derechos laborales y sociales) y latentes ( demostración de fuerza: o simplemente, que siguen existiendo, estando ahí...).
La historia de los sindicatos se desarrolla con la emergencia de la revolución industrial y las nuevas relaciones de producción y explotación que ésta propicia. Los sindicatos y asociaciones de ayuda mutua ofrecen a una clase obrera servicios que les eran negados por el Estado: un trabajador vivía y moría en un continuo social, compartiendo entorno, vivencias y problemas con los de su misma condición. Y esa especie de contrasociedad constituía la base de la identidad de clase (lo que Marx denominaba clase para sí, algo que muchos marxistas suelen olvidar, anteponiendo el "en si" frente al "para si", algo sobre lo que se debería reflexionar cuando se habla del concepto de clase). Pero el desarrollo histórico y extensivo del Estado del bienestar propicia la generalización de derechos sociales en un contexto de expansión económica. El cambio de época podría resumirse con lo dicho en las conferencias pronunciadas por T.H Marshall en Cambridge, donde el concepto de ciudadanía desarrollado a través de derechos civiles y políticos avanzaba hacia el reconocimiento de los derechos sociales.
Pero el desarrollo de la sociedad post industrial y lo que algunos autores han denominado el capitalismo tardío introdujo cambios sociológicos trascendentales: el devenir de la sociedad, desde grupos humanos con vínculos emocionales, económicos, etc a agregados sociales. El capitalismo estructuró la sociedad de forma que pudiera controlarla convenientemente en función del nuevo paradigma del beneficio individual. Esta dinámica social, junto a la institucionalización de las anteriormente organizaciones catalizadoras de dinámicas colectivas, propició la perdida progresiva de espacios de influencia de los sindicatos. Finalmente, en los últimos años, la falta de adaptación de los sindicatos a la emergencia de nuevas formas de organización y control social a través de la red y a las legítimas ambiciones de mayor democracia, alejó definitivamente a los sindicatos de sus hipotéticos representados. O por decirlo de otra manera: el 15M y sus consecuencias no afectaron a los sindicatos, ¿o si?.
La crisis de representatividad sí ha afectado a las organizaciones sindicales, pero en el espectro no ha aparecido una alternativa que agregase a los nuevos "proletarios". La corporativización de las organizaciones sindicales ha propiciado que, por ejemplo, se firmen EREs y al tiempo subidas salariales en diferentes sectores, incidiendo en la antes mencionada organización en agregados, y alejando un concepto que únicamente se mantuvo de forma retórica en el mundo del trabajo: la solidaridad.
Quiero dejar claro que personalmente sigo considerando a los sindicatos de trabajadores y trabajadoras un instrumento de lucha por la recuperación y el mantenimiento de derechos socio económicos y laborales, pero la concepción actual de los sindicatos como una parte más del entramado institucional, con sus dependencias y sus contradicciones entre su papel normativo y efectivo no les hace recuperar el papel perdido de catalizador social que antaño desempeñaron, siendo visto como algo ajeno por los trabajadores y trabajadoras, algo que debería motivar una reflexión igualmente.
Ahora, se llama a la movilización de trabajadores y trabajadoras para el mes de diciembre. Y desde la izquierda se corre a posicionarse junto a las organizaciones "hermanas" en la lucha por los derechos de los y las trabajadores y trabajadoras. Y se hace porque la imagen romántica del sindicalismo sigue impregnando el imaginario colectivo: los sindicatos de clase siguen siendo simbólicamente unos aliados necesarios y complemento de la lucha política. Personalmente tengo mis dudas de que ésto siga siendo así, pese a que como decía creo que los sindicatos siguen siendo un instrumento útil y necesario. De ahí que me formule algunas preguntas que creo que los sindicatos debería plantearse de una u otra manera: ¿a qué trabajadores se llama a movilizarse, a los precarios, a los jóvenes con una sucesión de empleos, a los parados de larga duración que se sienten abandonados , a las mujeres explotadas. Creo que, como botón de muestra del compromiso necesario se podría convocar huelga, por ejemplo, en el sector público, sacando conclusiones sobre su seguimiento antes de convocar a sectores que en la actualidad sobreviven.
El sindicalismo debe realizar una profunda reflexión. La sociedad actual no es la de hace quince años, y los sindicatos no han analizado el contexto en el que vivimos convenientemente para así adaptar su acción a los tiempos. Siempre está bien recordar lo que fue o fuimos, pero esto no puede ni debe condicionar nuestro análisis ni la estrategia: seguir instalados en la retórica no es útil a los y las trabajadores y trabajadoras.
Evidentemente se que por plantear estas reflexiones de forma pública voy a meterme en un jardín complicado, donde los argumentos emocionales primarán sobre cualquier lógica contextual, por lo que seguramente los calificativos no serán agradables. Pero ésto me es indiferente porque, creyendo en el sindicalismo, creo igualmente que en la actualidad se hace el juego al sistema contra el que se dice luchar, y eso, ni las soflamas más radicales, ni las banderas pueden taparlo.

Evidentemente queda en el aire una pregunta: ¿y entonces, qué hacer, someterse sin más?. Esta cuestión creo que debe ser motivo de una reflexión posterior, aunque anticipo una primera respuesta: No.

viernes, 25 de noviembre de 2016

IR A REMOLQUE O LIDERAR .



Recordemos: el Ayuntamiento, en su momento decidió pasar de una gestión directa del servicio de la grúa municipal a una indirecta. De forma explícita se acordó municipalizar el servicio así como la gestión directa. De igual manera, la mayoría política del momento decidió variar la gestión optando por la indirecta pura: una plica para la adjudicación del mismo a una empresa privada. El Ayuntamiento seguía (y sigue) siendo el titular del servicio municipal pero optó por la gestión indirecta. En 2014, cuando el contrato finaliza, la mayoría política decidió, de forma incomprensible, no definir el futuro del servicio dejándolo en el aire pese a que ha continuado prestándose a través de contratos menores, algo que parece no solo contradictorio sino incluso presuntamente ilegal.
La nueva corporación surgida de las elecciones de mayo de 2015 se encuentra sobre la mesa la situación y decide, no se sabe si tácita o explicitamente, continuar con la irregular gestión hasta nuestros días. Y en la actualidad nos encontramos ante un problema que finalmente y si los recursos ante la sentencia judicial no lo evitan, supondrá un costo económico para las arcas municipales. Esto debería propiciar una respuesta clara por parte del actual gobierno municipal exigiendo responsabilidades a los anteriores gobernantes, pues de lo contrario podría parecer que la responsabilidad se diluye en el "hoy por ti mañana por mi", algo que no beneficia en nada ese cambio que se proponía y que la ciudadanía apoyó con su voto.
Algunos de los argumentos expuestos en la sesión plenaria del pasado jueves 24 no se sostienen e incluso son claramente contradictorios con la actuación del gobierno municipal. En cambio otros son lógicos y sensatos. Por ejemplo: decir que existen limitaciones en la legislación vigente en materia de personal es cierto. Pero no es menos cierto que si nos referimos a un nuevo servicio municipalizado, las mismas limitaciones no han sido problema para que el Ayuntamiento dotase de personal interino el servicio del aparcamiento de la Avenida de Els Furs (que sigue pendiente de decisión judicial e igualmente sería deseable esa exigencia de responsabilidades a la que antes me refería). Es contradictorio que el servicio que antes se prestaba con tres operario ahora precise seis: ¿en función de qué cálculos o estudios?. Y es cierto que el Ayuntamiento, pese a todo, debe defender los intereses municipales, pero no es menos cierto que para la defensa efectiva y eficiente de los intereses municipales, se debería haber planteado una solución o una propuesta hace tiempo.
Sobre la demanda de remunicipalización del servicio, y sin conocer textualmente la moción presentada, simplemente algunas consideraciones.
En mi opinión no se debe partir de la idealización de la prestación de servicios de forma directa. Algunos servicios pueden ser objeto de acuerdo y encuentro entre la iniciativa pública y privada. La cuestión es si lo que se pretende es simplemente beneficiar el interés privado o incentivar una economía social dinámica en torno a la prestación de determinados servicios: no es lo mismo la gestión por parte de una multinacional o una gran empresa que la prestación del servicio por parte de una cooperativa, por poner un ejemplo. Igualmente no se puede apostar de forma unilateral por la gestión privada como paradigma de eficacia sin valorar una dimensión social necesaria: la calidad del empleo.
En resumen, creo humildemente que es una opción legitima proponer remunicipalizar, pero la responsabilidad política de quien propone es, no solo abrir el debate sino avanzar en la propuestas en sus vertientes social y económica. Igualmente considero que, dado el contexto político en el que vivimos lo razonable, es buscar acuerdos que propicien continuidad en las soluciones: la democracia se basa en las preferencia ciudadanas expresadas de forma agregada a través del voto, y ésto propicia cambios y combinaciones de partidos y organizaciones políticas que más allá de los intereses electorales deben actuar con responsabilidad en la búsqueda de acuerdos que cuenten con el consenso político y social más amplio posible para de ésta manera garantizar la estabilidad a la vez que la continuidad a las políticas que se acuerde implementar.
Para finalizar, simplemente expresar que, más allá del problema puntual sobre la sentencia en el caso de la grúa, sería interesante y muy apropiado para ese clima de "cambio", impulsar un debate sobre la gestión de los servicios. Sobre el control,la transparencia y la participación en los procesos públicos de decisión como elemento fundamental para alcanzar acuerdos con la sociedad, variando progresivamente esa especie de cultura gerencial que idealiza lo privado frente a lo público como paradigma de gestión así como la mera idealización general de lo público excluyendo lo privado y, por consiguiente limitando un interesante campo de cooperación social y económica que podría permitir explorar vías de empleo y redistribuición hasta ahora únicamente teorizadas.


Angel Sánchez Sánchez

martes, 18 de octubre de 2016

ACUERDOS



Que se potencie un verdadero clima de diálogo, superando la mera negociación, es importante para que se instale en la vida municipal la deliberación como instrumento.
Si se habla de política municipal, habrá que iniciar el dialogo en torno a las políticas que puedan considerarse prioritarias, y un hecho importante sería que, paralelamente a que los partidos involucrados en el dialogo expongan sus prioridades o sus líneas políticas, la ciudadanía pudiera expresar a través de las organizaciones y no solo en el marco de la militancia partidaria, sus puntos de vista.
Hasta el día, y a parte de un reconocible esfuerzo por construir un relato diferenciado, propio y básicamente emotivo, (un imaginario que, con pretensión colectiva, consigue aglutinar unicamente a adeptos, simpatizantes y predispuestos) carente de políticas novedosas ( Charles Lindblom y el arte de ir tirando o la estrategia incrementalista nos da una explicación ajustada de lo que ha venido ocurriendo), podríamos arriesgarnos en afirmar que el recorrido de la legislatura tiene un análisis más bien pobre. No obstante, siempre se está en disposición de variar y propiciar un giro que, aunque sea igualmente incremental respecto a otras políticas desarrolladas, signifique esa bocanada de aire fresco que necesita la administración, y en sí la democracia local. Si el anunciado (en reiteradas ocasiones) proceso de diálogo va más allá del mero reparto de competencias y se le dota de un contenido político ( que la policy se reconcilie con la politics) se habrá dado un importante paso, no definitivo pero si importante.
Ahora bien, ¿la "politics, o la actividad de los políticos podría revertirse, superando estrategias y unificando propuestas, avanzar en la "policy" como acciones concretas?. (no me he vuelto loco ;el uso de los términos politics y policy tienen ricos matices para los anglosajones). Es una pregunta que debería encontrar una respuesta antes de iniciar un camino que pueda suponer seguir instalados en la inercia.
Los equilibrios ( más bien desequilibrios) y los desencuentros entre los socios originales de la investidura son complejos, no por el contenido político, sino por las diferencias personales puestas de manifiesto a través de acusaciones y reproches de unos hacia otros. Esto hace que una variable necesaria se convierta en dependiente: depende de la decisión, principalmente de Esquerra Unida, que el proceso de dialogo fructifique y el gobierno en minoría se convierta en un gobierno menos minoritario o incluso mayoritario. ¿Mayoritario por la posible recuperación del consenso que propició la investidura?. Sería posible, pero depende, como antes indicaba, de la recuperación de la confianza: no de la confianza personal, sino de la politica, y esta no tiene otra dimensión que las políticas que se pacte o acuerden.
En mi modesta opinión, sería interesante que se ampliase el dialogo a otras fuerzas políticas. Evidentemente, el PP no parece estar por la labor de cooperar con los "perdedores" pero, ¿Ciudadanos?. Sobre éste grupo también han recaído las críticas más duras, en lo político y en lo personal, pero igualmente y siempre contando con la voluntad, podría revertirse el proceso,avanzando paralelamente en la reconfiguración del escenario: los que sí están por un cambio y los que están por seguir instalados en la inercia.
Conseguir el mayor consenso sobre asuntos que no solo afectan a nuestro presente, garantizaría, de alguna manera, ese necesario recorrido para las políticas más allá de los períodos electorales.

En definitiva creo que la esperanza en que las políticas den sentido a la política de una forma claramente posibilista, no debemos abandonarla ( caminar hacia la utopía, con los pies en el suelo). Todos y todas tenemos una opinión, una ilusión o una inquietud, transformarla en políticas de medio y largo recorrido (insisto, porque la "tentación" del cortoplacismo es un continuo que condiciona en exceso), podría situarnos en una posición optima para afrontar los retos que tenemos frente a nosotros, rompiendo con esa inercia tan pegajosa y cómoda y haciéndonos avanzar hacia un futuro incierto, si, pero igualmente ilusionante.

domingo, 9 de octubre de 2016

ESTO NO ES EL FINAL

"Entre todos las mataron, y ella sola se murió". Todos y todas tienen su opinión sobre lo que está pasando ( y sobre lo que inevitablemente pasará, claro) en el PSOE. A algunos y algunas nos disgusta el espectáculo y otros se regodean, pese a ese hipócrita discurso lastimero deseando que la crisis se resuelva para que el PSOE sea, "lo que siempre fue" (¿qué fue?). Empecemos por el principio, como no podría ser de otra manera. Que el PSOE está en una situación difícil, es innegable. Que el cese o dimisión del Secretario General ha sido una maniobra zafia y extemporánea, tampoco cabe ninguna duda, excepto para los que tengan o compartan los criterios de los que tumbaron a la dirección. Igualmente, hay que reconocer que el Secretario General y la dirección no tuvieron un discurso coherente: no se puede decir que NO a Rajoy, que NO a las terceras elecciones y no dar una alternativa. El debate en el partido no ha sido completo, dando pié a las conspiraciones palaciegas cíclicas que han sacudido al PSOE (conspiraciones que sufren todos, pese a que no tengan o todavía no tenga repercusión mediática). Pero hay variables que diferencian las crisis anteriores con la actual: hay un partido que, con potencia, persigue electoralmente al PSOE, en  un nuevo contexto informativo-participativo. Y éste partido, pese a la animadversión que produce, no es fruto del azar : Podemos es fruto de la ausencia de análisis y autocrítica del PSOE.
 No se puede seguir actuando como si viviésemos en la década de los ochenta, cuando las incipientes estructuras de los partidos era la única vía que tenía la ciudadanía para superar, no solo cuarenta años de dictadura, sino el ruido de sables y sotanas que oscurecían a la bisoña democracia. No se valoraron las reclamaciones y exigencias de una ciudadanía diferente, más crítica y, sobre todo, interconectada. Con más posibilidades de interactuar y controlar al margen de las organizaciones tradicionales. Es cierto, como afirma el actual Presidente de la Comisión Gestora: el PSOE no es un partido Asambleario ( como ya no lo es Podemos ni ningún otro partido con representación institucional) pero no se puede negar a la militancia y a la ciudadanía la posibilidad de controlar a los cargos delegados: eso es de una época pasada, y así lo tendría que haber asumido hace tiempo el PSOE si su objetivo era y es servir y no servirse.
Pero como decía, el anunciado final del PSOE, pese a ser voceado de forma unánime en todos los medios aún está por venir. Está claro que si la decisión es abstenerse ante la investidura de Rajoy, el descrédito y esa imagen del "todos son iguales" ahondará más si cabe, con la inestimable ayuda de los medios y, por supuesto, de Podemos. Los representantes de la "nueva izquierda" se frotan las manos porque su objetivo, por el que han trabajado concienzuda e inteligentemente, está a punto de concretarse: ser la única oposición de izquierdas. Pero ese objetivo es solo parte de ese nuevo imaginario que tanto derecha como nueva izquierda han construido con la ayuda ( otro error del PSOE al no haber estructurado una estrategia de comunicación adecuada a nuevos objetivos) de los medios tradicionales y digitales cuyo objetivo tácito es seguir achicando espacios para que nada cambie realmente, aunque se consientan los relatos simbólicos (cuyo único objetivo no es transformar la realidad, sino cohesionar a sus seguidores en un ejercicio de irrelevancia efectiva)
No obstante, el debate en el PSOE tiene un segundo y seguramente un tercer acto: el congreso y las primarias. Los "riesgos" de que el Secretario General, que ha generado un sentimiento victimista (que también), vuelva a presentarse y ganar es una posibilidad, , con lo que volveríamos a la casilla de salida, pero con una penalización electoral importante.
Lo ineludible, en mi opinión, es abrir un debate, más allá de personalismos, donde la militancia y los y las votantes, simpatizantes o cualquier persona progresista pueda, si así lo desea, participar. Establecer nuevas formas de participación y control, arbitrar límites a los privilegios, instrumentos de revocación, rendición de cuentas, uso de las redes sociales para algo más que para la propaganda. En definitiva, convertir a la militancia y a la ciudadanía en los protagonistas y detentadores efectivos del poder y a los delegados en sus mandatados. Quien deba liderar esa socialdemocracia moderna y renovada deberá superar el "liderazgo heroico" y desarrollar un liderazgo relacional.
El PSOE se encuentra en un cruce de caminos sin saber cual elegir a pesar de que  se señale uno sin valorar racionalmente los costos y beneficios de esa decisión (para el partido pero también para aquellos y aquellas por lo que se existe como organización: la gente), siendo víctima de esa "razón de Estado" que no es otra cosa que la preservación del sistema.
Finalizo. En mi opinión, el principal error del sector más conservador del PSOE ha sido no valorar el interés de colocar a Podemos ante la tesitura de gobernar, con los riesgos que ello conlleva para un discurso puramente emotivo y populista, en el sentido de decir lo que todos quieren oir.
Si se repiten por tercera vez las elecciones, el resultado es casi irrelevante, pues la derecha seguirá sumando apoyos y la izquierda dividiéndolos. Los resultados serán más o menos parecidos, y seguiremos enrocados en la "imposibilidad" de que más de un 50% consiga gobernar frente al partido más votado, aunque éste solo obtenga el treinta y pico por ciento.

Angel Sánchez Sánchez

lunes, 3 de octubre de 2016

UNA REFLEXIÓN MÁS O MENOS

Lo ocurrido en los últimos días en el PSOE ha sido y será analizado hasta la extenuación. Y con razón: es un hecho sin precedentes en la democracia española, al igual que es un hecho sin precedentes que a un partido, señalado de financiarse irregularmente una parte de la ciudadanía siga dándole su voto para que sea utilizado como justificación de legitimidad democrática, pese a todo.
Pero lo que toca, y con razón y razones, es atizar al PSOE sin piedad y, en demasiadas ocasiones, sin argumentos más allá de lo emotivo. Y todos sabemos la volubilidad de las emociones, máxime en una realidad mediática y mediatizada que reproduce imágenes con el argumento de informar cuando lo que realmente pretende es crear un estado de opinión. Pero como decía, atizar al PSOE es lo que toca, y las razones son muchas y variadas. Y lo más preocupante del caso es que todas las razones han sido construidas, en mayor o menor grado por un sector u otro de los que hoy se tiran los trastos a la cabeza.
Si, es cierto: Pedro Sánchez fué elegido Secretario General en unas elecciones primarias. Y eso le confiere una legitimidad mayor que a los que anteriormente eran elegidos en conclaves representativos, igualmente democráticos, pero de menor calidad por definirlo de una manera sencilla. Pedro Sánchez fue elegido en un proceso donde los mismos dirigentes territoriales que hoy se han conjurado contra el, acordaron que debía ser el elegido movilizando a una militancia obediente para lograr su objetivo. Ese sector, que taponó cualquier lectura ante el 15M y sus consecuencias, que no fuera la pura exclusión y menosprecio; ese sector que vivió y vive de espaldas a una realidad que llamó a la puerta con la fuerza de cinco millones de votantes, siendo una gran parte antiguos votantes e incluso militantes del PSOE es el que ha conseguido su propósito, aunque éste esté todavía por aclarar.

Pero no podemos olvidar también que Pedro Sánchez laminó a un candidato elegido por primarias y empujó al partido a un estado de confusión tal, que no se sabía bien si el NO es NO, se refería al voto a Rajoy y a las terceras pero se olvidaba de "lo otro". Empujó al partido a tomar partido, y valga la redundancia. Empujó a los sectores que hasta entonces permanecían larvados a tomar posiciones y a ejercer un derecho que aunque democrático, pervertía un proceso con la clara intención de incidir en la decisión final respecto a la gobernabilidad del Estado. Y ese sector, que ideologicamente tienen una definición clara,nos guste o no, sigue pensando que con el apoyo de determinados grupos mediáticos y empresariales puede ejercer el poder, aunque conlleve una cierta pleitesía por los favores prestados y por prestar. Y una de sus torpezas es pensar que las nuevas tecnologías, las redes sociales son un instrumento que puede ser utilizado para "clavar los clavos" de la misma manera que antes, y no es así. La capacidad de movilización, interrelación y control que ejerce la red, posibilita espacios de debate que los dirigentes más conservadores no pueden ni podrán ver nunca. Y este es uno de los orígenes del problema que hoy ha situado al PSOE, quizá en el punto de inflexión más complicado de sus ciento treinta y siete años de historia: la incapacidad para leer.
No se leyó correctamente lo que ocurrió en 2011 con el 15M y los movimientos ciudadanos de protesta y reivindicación ( o en su caso se realizó una lectura excluyente y de menosprecio), y de aquella mala lectura, surgieron los lodos, que ahora decimos que nos ahogan: Podemos. Esta organización es la causa del desprecio de una parte del PSOE por los nuevos tiempos. Y ese desprecio es una clara posición ideológica claramente conservadora que nos ha situado al borde del enésimo precipicio, aunque éste es más profundo que el "marxismo" del 29 o la OTAN.
Creo que, el debate va a continuar, pues los que han logrado la dimisión del Secretario General (ojo, con la legalidad de los votos en el Comité Federal, pero con una muy deficiente legitimidad), no han calculado la dimensión de las consecuencias, pues, tarde o temprano, se convocará un Congreso, y se volverá a elegir Secretario General, y el trabajo emotivo realizado por el Secretario dimisionario, ha dado algo de sentido a una importante de la militancia, aunque fuera únicamente simbólico. Y este trabajo, puede llevarnos al principio del blucle.

De las consecuencias para la democracia española, y de los discursos del resto de partido, me voy a permitir hablar en una segunda entrega de éstas, mis reflexiones personales sobre lo que, sin duda, y a causa de la sociedad de la "información" (y la desinformación, manipulación y tendencia) se ha convertido en algo más que un debate: una obra por capítulos y demasiado larga.

sábado, 1 de octubre de 2016

PUNTO DE INFLEXIÓN.

En éstos momentos, en el que las opiniones se vierten en favor o en contra de las posiciones enfrentadas en la organización a nivel federal del PSOE, creo que hay que iniciar reflexiones más allá del hecho puntual, apelando fundamentalmente a la defensa legitima de las posiciones, pero desde la responsabilidad y no desde el frentismo.

No hay mejor dato, que el resultado de una crisis como la que sufrió el PSPV-PSOE en El Campello en 2011 para darse cuenta de cómo afecta a un partido político la debilidad provocada política y electoralmente por una crisis cerrada de forma dramatica y en falso. En ese momento existía un enfrentamiento entre la dirección y el grupo municipal que se "resolvió" en una Asamblea donde hubo empate matemático, finalmente "resuelto" con una decisión que rompió el empate sin contemplar acuerdo o consenso alguno. ¿Porqué saco a colación algo que ocurrió hace tiempo?. Porque considero que es un ejemplo que podría ser útil para entender, de alguna manera, lo que ocurre en el partido a nivel federal.

Viví personalmente aquel proceso y, el análisis que con el paso del tiempo hago es que, el proceso de tensión que se vivió incidió directamente, junto con otros factores, en el declive electoral del partido. Que las cosas podrían haberse hecho de otra manera, que el dialogo debería haber primado y el acuerdo debería haberse perseguido más allá de posiciones personales.

El PSOE federal vive momentos críticos, no solo para sí mismo, sino para los fines para los que existe: influir en la sociedad, transformar la realidad en busca de mayor igualdad y justicia social. si el debate continúa centrado en cuestiones internas, en equilibrios de poder, en legitimidades cuestionables y liderazgos personales, el contenido político de dichas legitimidades y liderazgos decae, convirtiéndose en una mera algarabía y un espectáculo mediático.

En mi opinión es evidente que actualmente, al igual que a lo largo de la historia del PSOE, existen diferentes visiones, posiciones e incluso perspectivas ideológicas, pero ésto no es nuevo. Lo verdaderamente novedoso es que el debate, la discusión e incluso el enfrentamiento se hace con luz, taquígrafos e incluso movilizaciones de grupos de militantes y simpatizantes mediatizados por discursos simbólicos y emotivos que convierte el conflicto en un sainete público donde los perjudicados son, no solo los militantes, sino la ciudadanía y, en mi opinión, la misma democracia. No por que un partido político esté al borde del abismo, sino porque la socialdemocracia, la izquierda moderada, no impositiva, posibilista que puede ( y lo ha hecho) aglutinar a millones de ciudadanos y ciudadanas pueden quedarse huérfanos, política y electoralmente.

La "victoria" de una u otra posición significará la perdida para ambos. Que ambos sectores sigan empeñados en imponer y no en acordar, puede abocar a la socialdemocracia a su desaparición, no solo como organización, sino como posición política.

De los lodos de la ausencia de lectura política vienen los polvos en los que nos encontramos hoy. No haber leído y reflexionado sobre las demandas ciudadanas de 2011 y su cristalización en una organización de izquierdas que hoy acosa electoralmente al PSOE, nos ha situado ante un punto de inflexión que debería ser abordado desde la sensatez y no apelando a la bisceralidad o la lucha personal. Debería haberse abordado desde la responsabilidad y no desde la "sectarización". Debería apostarse inequivocamente por la democracia, sin atajos ni modulaciones.


Una última cuestión: los grandes beneficiados son la derecha y Podemos. Unos porque si el PSOE se hunde, elimina a una organización, en mi opinión la única que podría en solitario competirle el gobierno en todos sus niveles. Los otros porque conseguirán hegemonizar el espacio electoral de la izquierda, pese a que en solitario no sea capaz, siempre en mi opinión, de aglutinar una mayoría suficiente como para competir electoralmente con la derecha. Creo que son dos cuestiones sobre las que deberíamos reflexionar con seriedad, con serenidad y con responsabilidad.  

jueves, 4 de agosto de 2016

De posiciones a propuestas: los residuos como problema público.

Por un lado, la política municipal, como he opinado en otras ocasiones, se encuentra en un impás al que me he referido como una potencial legislatura fallida. Las razones las he expuesto en diferentes ocasiones y no voy a referirme nuevamente a ellas. Si acaso, resumirlas nuevamente en una situación marcada y definida por un exceso de tacticismo personal-partidario. La cuestión, al margen de los difíciles equilibrios políticos, son las políticas.

En mi opinión, creo que los representantes públicos no tienen demasiado claro el significado de política pública. No cualquier acción puesta en marcha desde el gobierno municipal forma parte de una política pública, pudiendo, en su caso circunscribirlas en una cierta inercia de actos que son aceptados como parte del sentido común: fiestas, celebraciones, programas conveniados, etc.
La primera incógnita es la propia definición de problema público, algo sobre lo que se debería reflexionar para evitar la confusión con un conflicto puntual o intereses de un determinado colectivo. La segunda incógnita es la definición de la agenda política donde las políticas públicas se concreten en planes. En este aspecto, deberíamos tener en cuenta los actores que influyen o desean introducir asuntos en a agenda pública, así como los instrumentos que el gobierno municipal está dispuesto a poner en manos de la sociedad más consciente para, conjuntamente, mejorar la calidad democrática en el establecimiento de la agenda. Y en un tercer lugar, la implementación de las políticas públicas acordadas o impuestas. Su implementación debe ir dirigida a mejorar una situación negativa o que afecta negativamente a un determinado sector de la sociedad.
Evidentemente, para llegar a la implementación es necesario establecer, no solo líneas democráticas , sino que deben trabajarse amplios consensos y sociales para que un problema sectorial sea percibido como un problema colectivo, y podríamos poner un caso: el vertedero.
Este problema afecta, aparentemente, al sector de la sociedad local que vive en torno a la instalación, ¿o no es así?. Por parte de los colectivos implicados, se deben diseñar estrategias que impliquen a otros sectores, y por parte de la administración, articular mecanismos que, de forma trasversal, integre a diferentes sectores y colectivos locales: que se pueda visualizar como un problema colectivo y no de un sector determinado ya es un avance que puede mejorar el entendimiento y el dialogo.

Igualmente, las propuestas deben contener un cierto grado de flexibilidad, teniendo en cuenta diferentes factores endógenos del problema: complejidad en el tratamiento de los residuos, empleo asociado, etc.

En definitiva, y para ser propositivo, creo que la conveniencia de una mesa de dialogo más allá del dialogo sectorial administración-afectados es más que interesante. Una mesa con una composición diversa, donde ecologistas, afectados, empresa, representantes de trabajadores, etc se unan en un objetivo final: la mejora de la situación desde la concepción de que el problema es colectivo y complejo, y la situación no deseada afecta no solo de los que viven cerca de la instalación.

miércoles, 3 de agosto de 2016

“PERMITEME QUE INSISTA”

¿Os suena esta ya celebre frase?. Pues, en mi opinión, es lo que está pasando con el PSOE. Por un lado, el PP y Ciudadanos, y por otro Unidos-Podemos.

El PP “apela” a la responsabilidad institucional del PSOE. Pero, ¿responsabilidad con quien, para qué?. Por responsabilidad el PP debería haber seguido el ejemplo de CDC: refundación, como mínimo. La sucesión de casos y tramas de corrupción, junto con cuatro años de austeridad y sacrificios donde los ricos son más ricos y la clase media es ahora clase precaria. Donde los asalariados y asalariadas son ahora clase empobrecida, donde la sanidad se ha puesto en la picota y la educación, gracias a la LONCE, se ha convertido en la mejor herramienta del sistema para, definitivamente, condenar a la ignorancia a las generaciones venideras. Todo esto es el haber de un partido que exige “responsabilidad” al PSOE. Su único argumento, que las urnas les han concedido el primer puesto en la parrilla de salida de la Presidencia del gobierno.

Ciudadanos, el partido llamado a ocupar el espacio de la “derecha moderna”, sigue jugando a querer ser juez aunque la impresión, tras haber pactado con el PSOE la pasada legislatura en un intento de mantenerse en ese hipotético espacio de centro derecha, ha decidido que su espacio natural es junto a la derecha original y genuina: la derecha patria.

Podemos, juega al despiste. Sigue insistiendo en la posibilidad de un gobierno alternativo. Afirma, como ya lo hacia la pasada legislatura, en que los “números salen”. ¿Con quien ahora?. Politólogos reconocidos pero flojos, muy flojos en aritmética parlamentaria. Y su faceta de politólogos les hace ver, como mejor táctica para sus intereses, atacar al PSOE tendiéndoles la mano.

Y, en definitiva, lo que ocurre es que tanto el PP como Podemos coinciden en un objetivo aunque parezca paradógico: la derecha quiere una izquierda débil y simbólica sin posibilidades reales de ser alternativa y Podemos quiere acabar con el PSOE para barrer los últimos votos posibles en el camino hacia su ansiado sorpasso.

De ahí la insistencia en que la responsabilidad, tanto de si hay gobierno como si no lo hay y vamos a terceras elecciones lo hacen recaer ( con la colaboración interesada más por la salvación que por ese supuesto “interés de España”) sobre el PSOE. ¿Porqué no se le pide a Unidos-Podemos que se abstenta?. Los números salen con su abstención, pero perdería la pátina de “nueva izquierda” y salvaguardia de los valores eternos de la izquierda de “verdad”.

Si el pp no consigue apoyos, el PSOE debería presentarse ante el parlamento, con un programa de gobierno trasversal y reformista, para de ésta manera ver cual es la verdadera cara de cada uno. El reparto del poder y los acuerdos pueden quedar para después.


Por último simplemente preguntar, ¿qué es eso del “interés general”, de los “intereses de España”? ¿Interés de quién o quienes y para qué?,¿de qué España, de la que se ha enriquecido o de la que sufre?

domingo, 31 de julio de 2016

DE BLOQUEOS AL GOBIERNO LOCAL



Eduardo Ruiz, persona a la que aprecio por su coherencia y firmeza en la defensa de sus ideas a la vez que sensatez para entender las del contrario, escribió un sentido texto de opinión sobre lo que aconteció en la última sesión Plenaria de nuestro Ayuntamiento. En sus argumentos, califica de bloqueo la actitud de la actual “nueva” mayoría municipal: la suma de PP,Cs e IU. Pero, estando de acuerdo en parte de sus argumentos sobre la necesidad de sacar adelante asuntos de interés, digamos, colectivo, creo que difiero sobre el empleo de la palabra “bloqueo”:habría que reflexionar sobre ella teniendo en cuenta, no solo los asuntos concretos, sino la causa de éste “bloqueo”.

Es evidente que la coincidencia contra el actual gobierno en minoría viene precedida por una serie de acontecimientos que no pueden obviarse y que condicionan la adopción de acuerdos. El primero, es el desencuentro entre IU y el resto de grupos municipales. Este desencuentro no tengo claro si fue motivo de diferencias políticas o de tácticas de partido e incluso personales, pero lo que si está claro es que sigue condicionando la gestión municipal. Otro desencuentro ha venido dado por la “apuesta” del gobierno contra la “unidad” entre Ciudadanos y el PP con argumentos que, uniendo la crítica programática a la personal, aleja cualquier posibilidad de encuentro ( o no).

En una colaboración publicada en algún medio de comunicación ,apelaba a la “cintura” para lograr consensos lo más amplios posibles sobre asuntos que afectan a una gran mayoría de vecinos y vecinas; no solo en la actualidad, sino en el futuro. Superar el cortoplacismo y esa especie de “táctica” de partido ( que en mi opinión no lo es en sí misma, sino que su componente es mayoritariamente personal: de estatus) para, poniendo sobre la mesa ( y no de forma puntual) asuntos que afectan sustancialmente al futuro de los vecinos y vecinas, llegar a acuerdos de mínimos. El bloqueo o la enmienda a la totalidad que por parte de los grupos de la “mayoría” se está realizando hacia el gobierno parte de desencuentros donde se antepone, o lo personal o lo partidario o lo partidario-personalizado en los cargos que ejercen la representación. Por lo tanto, yo no lo calificaría sólo de “bloqueo”, sino de situación enquistada.


La situación, a la vista de los acontecimientos solo puede ir a peor. Por lo tanto, la cuestión, o pasa por lo sustancial o lo insustancial se apoderará de la política empujando a todos a seguir instalados en una inercia determinada, y resulta evidente que las inercias distan muchos de ser dinámicas que favorezcan entendimientos y, por consiguiente, políticas.

Hablando de trasversalidad: ¿hablamos de los gobiernos?

Realmente no se si alguien o algunos y algunas están hablando (hablando en el sentido de reflexionar) del gobierno local. Del gobierno o mejor, del no gobierno del país, seguro que si. En diferentes foros privados y públicos se habla de la incapacidad de los representantes electos el 26j para conseguir uno de los objetivos de nuestro sistema democrático: formar gobierno.
Los que están en funciones, sacan pecho y apelan a criterios cuantitativos individuales, pero olvidan algo que, pese a ser enmendado en el recurrente discurso sobre el “gobierno del más votado”, no deja de ser una evidencia: nuestro sistema parlamentario no se basa en el más votado, sino en el que más apoyos parlamentarios concita en torno a un programa de gobierno. Esto, sencillo de entender hace unos años, gracias a las mayorías más o menos cómodas de las que gozaba el bipartidismo, ahora se torna complejo.
El resto de grupos políticos que han obtenido representación parlamentaria apela a su legítimo derecho a confrontar proyectos. Unos, desde una complicada situación al haber formado parte de ese viejo concepto de “bipartidismo”, y otros, porque investidos de una pureza nívea en lo político, vienen a enmendar el sistema, pero sin voluntad de “ensuciarse” con lo que el sistema en si conlleva. La situación es compleja, pero al tiempo, esa misma complejidad exige la puesta en valor de un concepto nuevo, que debería reivindicar la nueva política ( la que antepone su interés al más viejo estilo): la deliberación. O si se quiere, la negociación, aunque éste concepto apareje una cesión ante el adversario, al que lejos de considerar como tal, se le considera como enemigo irreconciliable. Y éste papel ( el de irreconciliable) nos conduce a un callejón dificilmente explicable, excepto para los muy “polítizados”, aunque yo diría “partidizados”.
Mi opinión podría no considerarse adecuada al ser o aparentar o ser considerado “partidizado”. Si, es cierto, pertenezco, por voluntad, convicción y emotividad a un partido político, lo que a ojos de algunos me excluye de cualquier opinión válida por independiente. Pero creo que, al margen de la pertenencia o no, considero que el tiempo de las hegemonías ha pasado y el del diálogo ha llegado para quedarse.
He firmado un manifiesto que, lejos de mi deseo, creo que expresa de forma sensata una realidad: lo posible y lo viable para avanzar en reformas que, por ejemplo, impida que vuelva a suceder lo que estamos sufriendo en el ámbito institucional. Creo que en el estado es necesario un acuerdo trasversal donde los nuevos y los que plantean alternativas a la derecha en funciones se pongan de acuerdo en unos mínimos que nos saquen del actual atolladero y nos devuelvan, en lo posible, una mínima confianza en la responsabilidad de nuestros representantes, más allá de los máximos que unos u otros desearíamos.
Y en el caso de lo local pasa algo parecido. Tras un ilusionante acuerdo que propició un gobierno absolutamente trasversal, los desencuentros han propiciado una casi esperpéntica situación: un gobierno en minoría, imposibilitado para avanzar en cambios sustanciales, más allá del intento de crear un relato, en mi opinión basado en gestos y emociones, pero no en políticas de calado y duraderas en el tiempo.
No se si lo local ocupa algo de tiempo en los debates o simplemente la costumbre y la inercia se ha apropiado de vecinos y vecinas que asisten, como decía, a esperpénticas situaciones donde los discursos maximalistas, la retórica política sustituye, como decía, a lo sustancial: las políticas. Sobre todo las duraderas; no las coyunturales, no el acto simbólico, no la foto, no el relato emotivo basado en sentimientos de pertenencia o rechazo. Las políticas que nos devuelva a la ilusión del 15 de mayo de 2015.
Personalmente creo que la responsabilidad debe volver a ser una actitud que supere las descalificaciones personales sacando de contexto posiciones o actitudes para, de alguna manera, menospreciar políticamente al adversario. Creo que, sin esperar nada de la derecha que ha gobernado durante más de dos décadas, sí se podría esperar más de ese partido de la “nueva derecha” al igual que el de esa “vieja izquierda”. La nueva derecha que vino a regenerar la vida pública debería superar esa especie de síndrome de Estocolmo que le hace ir de la mano de la derecha de “toda la vida”. Y la vieja izquierda, abandonando el maximalismo y poniendo los pies sobre la tierra, dejando de hablar de los problemas de la clase trabajadora, trabajar por esa clase con pequeñas pero grandes políticas.

Expreso, creo, algo más que deseos: realidades deseables para superar un enquistamiento en el que el beneficio no es para nadie y el perjuicio si lo es para muchos. Evidentemente, apelar a la responsabilidad no es un acto de ingenuidad sin más. Avanzar en el entendimiento requiere de un esfuerzo donde los objetivos se modulen, se adapten y se consensúen para beneficiar los cambios que, tanto la sociedad española como la Campellera, en mi opinión y en el de una mayoría de vecinos y vecinas el 15 de mayo de 2015, se expresó de forma clara en las urnas.

El “postureo” no es un recurso político: en todo caso electoral. Y no podemos vivir construyendo relatos mirando las elecciones olvidando las “revoluciones” cotidianas que son las que, en definitiva, construyen un futuro mejor, al menos para una mayoría de la sociedad.


Angel Sánchez Sánchez.

lunes, 18 de julio de 2016

Salir de bucle.

El 19 de julio se constituyen las Cortes Generales. Los resultados electorales siguen marcando la inercia marcada tras el 20D: fractura partidaria. Y hablo de fractura partidaria porque, a la vista de la lectura de los resultados, los partidos siguen enrocados en sus posiciones sin entender que quizá el mensaje ha sido el de pluralidad como entendimiento y no como enfrentamiento.

El ganador en votos y representantes ha sido el PP, pero ésto, en un sistema parlamentario no garantiza el derecho a gobernar (quizá en un sistema presidencialista si, con “cohabitación” incluida, claro). Los “perdedores” hipotéticamente tendrían en su mano concretar el discurso mantenido en dos campañas electorales: cambio. Y esa hipótesis se concretaría en un programa de gobierno trasversal que abordase los problemas sustanciales ( el pp basa su “oferta” en conceptos tan insustanciales como, por ejemplo, la unidad de España, la posición ante el terrorismo...etc, en la que, sustancialmente, todos están de acuerdo, sin entrar en las cuestiones de fondo que han provocado tanto sufrimiento), tanto en el terreno económico, como en el funcionamiento de las instituciones. Un acuerdo sobre regeneración del tejido productivo, recuperación de derechos, educación, sanidad y derechos sociales ( como pilar irrenunciable e inamovible del estado de bienestar que todos dicen defender), reforma del sistema electoral (para evitar que pueda suceder lo que ocurrió tras el 20D y sigue sucediendo tras el 26J), etc.

Reclamar el “derecho” de gobernar, “exigiendo” a otros lo que, en otros casos no ha puesto en práctica el partido que sustenta al gobierno provisional es una paradoja en nuestra democracia parlamentaria que debe ser explicado más allá de los argumentos emocionales.

Lo que no soportaría tampoco nuestro sufrido país, es un pacto de circunstancias revestido de cambio pero que finalmente se convierta en un mero reparto del poder. Y, como ejemplo, podríamos poner el caso de nuestro municipio, donde un acuerdo de investidura se ha convertido, a la vista de la incapacidad de los representantes de negociar acuerdos de mínimos; de la incapacidad de involucrar a la ciudadanía más allá de intentos emotivos de construir relatos irreales, en una institución difícilmente gestionable. Disponer de un proyecto, aunque su concreción sea difícil, permite gestionar el día a día con perspectiva, pero carecer de el, lo que propicia es la improvisación, aunque ésta se intente justificar presentando únicamente“relaciones” de actuaciones condicionadas por lo que antes se hizo y se sigue haciendo pese a los tintes ideológicos o personales.


Las urnas han exigido a sus representantes que el dialogo se convierta en paradigma y sustituya en gran parte a la extrategia de reproducción que los partidos han desarrollado y desarrollan: los “viejos” y los “nuevos”. Y para ello es necesario, en mi opinión, un esfuerzo de entendimiento: entendimiento entre representantes sobre asuntos de interés colectivo, y entendimiento de los argumentos del otro sin menosprecios ni etiquetados retóricos que unicamente inciden en una polarización irreconciliable.  

miércoles, 13 de julio de 2016

¿No hay dos sin tres?

Tras la celebración de las elecciones del 26J, fruto de la incapacidad de los diferentes actores y grupos representados para llegar a un acuerdo tras el 20D, ya hay fecha para unas posibles “terceras” elecciones: el 27 noviembre.
El escenario tras el 26J sigue siendo, al igual que tras el 20D, fraccionado. La representación parlamentaria preserva practicamente los mismos equilibrios aunque con diferencias. La derecha gobernante ha hecho valer su posición hegemónica para incidir, a través de un insistente “que viene el lobo” ( la izquierda radical) en la activación de su voto perdido el 20D: 137 diputados y diputadas frente a 85 de la siguiente formación política. La misma estrategia que le sirvió a Adolfo Suarez en 1979 frente al PSOE ( programa oculto) le ha valido al gobierno en funciones para seguir siendo la formación más votada, aunque ésto, en un sistema parlamentario, tiene la relevancia que tiene: si no se suman los apoyos suficientes, ninguna.
La segunda fuerza política fue el PSOE, que salvó los “trastos” frente a Unidos Podemos, que fue victima de su propia estrategia. El PSOE perdió 5 escaños y Unidos Podemos obtuvo los mismos que la suma de IU y Podemos el 20D.
El esfuerzo hecho para evitar el “sorpasso” por el PSOE se ha convertido en un boomerang que puede volverse en su contra. Todos miran hacia los socialistas exigiendo una toma de posición. El PP esperando que la responsabilidad institucional acabe decantando la decisión, Unidos Podemos enrocados en su objetivo de que el PSOE pase a la historia como la muletilla de la derecha y, por consiguiente, parte de un problema que (aparentemente) solo ellos pueden solucionar.
Ciudadanos sigue como el “pagafantas” necesario, intentando dar la imagen de nueva política, pero con el objetivo puesto en salvarse de la más que probable fagocitación definitiva por parte de su hermano mayor ( el PP). Preferirían pactar con el PSOE, pero saben que ésto ya no puede ser sin la participación de Unidos Podemos, algo que va contra su propia genética ideológica.
La situación vuelve a ser complicada, y pese a que todos descarguen sus culpas en el PSOE, es éste partido el que tiene en su mano una solución, de las posibles, para desbloquear el bucle electoral en el que hemos entrado.
Puede ( después de la ambigüedad del Secretario General tras su entrevista con Rajoy) abstenerse. Y ésta abstención, en beneficio de unas instituciones que precisan de una revisión profunda al no representar las ambiciones e inquietudes de la ciudadanía. En contra del programa socialdemócrata y con un serio riesgo de transformarse definitivamente en algo que nadie desea. Puede votar que no, y con ésto, representar a los millones de ciudadanos y ciudadanas que votaron por un cambio. Representar a la militancia y a los millones de votantes socialistas y, sobre todo, recuperar la confianza de los millones de votantes que la habían perdido en favor de otras opciones.
Existen posiciones que apelando a la responsabilidad creen que la solución es dejar gobernar en minoría al partido más votado, y luego está el parlamentarismo, que puede dar como resultado, que la suma de varios, alcance un gobierno que exprese con claridad la pluralidad de la ciudadanía agregada en las urnas: 188 (85+71+32 suman más que 137). Para ello, la izquierda, el centro izquierda y el centro derecha, deben ceder espacios al acuerdo, al diálogo y al consenso. Sin apriorismos, ejerciendo la representación encomendada en las urnas, pero concretando ese otro objetivo que igualmente las urnas han encargado: un gobierno.

En mi opinión, la extraordinaria solución que vivimos debe tener una culminación rápida, plural y sensata. Arrinconar la táctica partidaria y pensar que los cambios que se dicen querer, solo se podrán realizar desde el gobierno. Sin sorpassos y sin buscar culpables: gobernando para la mayoría.

miércoles, 6 de julio de 2016

Examen parcial.

Existe o se ha puesto de moda (mejor dicho), una nueva costumbre entre los representantes públicos: hacer balance. Y se hace, no desde el debate público, donde poder presentar datos y argumentos: se hace desde la parcialidad. O lo que es lo mismo: en defensa de una supuesta buena nota, aunque ésta sea una autoevaluación, si se quiere, intituitiva como mucho.

La intuición dice que la experiencia ha sido buena, pese a quien pese y pese a todo. Y esa misma intuición está guiada por un objetivo tácito: crear un relato en torno a los representantes políticos que, de alguna manera, apuntalen su posición obviando las debilidades, aunque se haga referencia a ellas de pasada.

Para evaluar la política realizada se precisan instrumentos analíticos, algo de lo que normalmente se prescinde. Estos, se sustituyen por una especie de prolongación de la campaña, ahora sustentada por actuaciones llevadas a cabo en una especie de curriculum que sirva de examen parcial. Pero este examen parcial debería poder ser auditado por la ciudadanía, algo que no será posible al asumir, aunque desde un talante presuntamente de humildad ( a diferencia de sus antecesores), que el estatus adquirido “por la fortuna de las sumas y restas electorales”, les confiere la posibilidad y la capacidad de autoevaluarse en nombre de la ciudadanía.

Pero esto importa poco a esa ciudadanía que asiste, entre indiferente y ausente ( si exceptuamos a una minoría que asiste, o entre la adhesión partidista o entre un hipotético activismo vecinal) a los acontecimientos o a la ausencia de éstos. El hecho de que cuestiones como el PGOU se aborde como “lleno de limitaciones”, no le dice nada a esa ciudadania indiferente aunque debería indicarle algunas cosas. Que se “presuma” de espiritu de consenso, cuando el bloque que elevó a los cielos institucionales al actual gobierno minoritario se rompió a los pocos meses, parece decirle poco a la ciudadanía silenciosa ( término acuñado en su acepción moderna por la derecha para referirse a todos aquellos que, con su inactividad cívica; al no asistir a manifiestaciones y similares, mostraban “explicitamente” su aceptación a las políticas desarrolladas). Poco parece decirle o poco significa para la ciudadanía que los cambios sustanciales no hayan llegado. Y sí, es cierto, no existe parálisis municipal. Y no existe simple y llanamente porque para la gestión diaria casi se podría prescindir de los representantes.

No obstante hay que ser honesto y reconocer algunas virtudes demostradas a lo largo del año de gobierno que ha pasado. Virtudes como la de ser personas cercanas, que aunque no sea una virtud política, si es valorada por la gente como algo deseable, aunque en ocasiones pueda ser solo una pose. Virtudes en cuanto a la posición frente a determinados asuntos, aunque esta posición suponga un más que evidente continuísmo respecto al anterior gobierno.


Y como muestra un botón: la piscina. Esta instalación será licitada para que una empresa haga negocio ( debe ser viable). Y esto, que en principio no es ni bueno ni malo ( una simple opción de gestión), denota ese cierto continuismo al que antes me refería al desechar la búsqueda de otras vías de gestión mixta o colaborada entre empresas privadas, colectivos sociales y administración, por ejemplo. La autolimitación es un serio condicionante, y éste se produce cuando se llega a una administración, a una institución “viciada” por décadas de gobierno personalista y caprichoso de la derecha y no se cambia casi nada en su funcionamiento interno: siguen apoyándose en las personas en las que la derecha confió plenamente más de veinte años. Y ésto, no me parece lógico. Y no quiero decir que se deba o se pueda prescindir de funcionarios públicos por su vinculación o “adhesión” partidista ( que los hay, y muy “vinculados”), simplemente que, como mínimo, el intento de abrir la administración de forma real y efectiva a la participación social, habría puesta en evidencia, por ejemplo, “sobresueldos” que siguen premiando a los que antes premió la derecha, por ejemplo.

PIM,PAM,PUN.

Todos apuntan al PSOE. Podemos reflexiona sobre su refundación en función del pragmatismo y no del idealismo, pero mira de reojo al PSOE. Ciudadanos, como buen “bisagra”, mira a un lado y a otro, pero fija su atención en sus antiguos socios de pacto. Y el resto de formaciones miran igualmente al PSOE esperando que les libre de la responsabilidad de tener que pactar o abstenerse para que el candidato del PP sea investido. Y que decir del PP: mira al PSOE, no como un socio necesario, sino pensando que, tácticamente podría hundir a su “archienemigo” en función de la razón de Estado. Esta postura, que ocultan tras la rimbombante “razón de estado”, no es más que una posición instrumental que persigue la total aniquilación del único partido que podría disputarle le hegemonía electoral. La derecha sabe que la izquierda, sin el PSOE, no será adversario electoral: no sumarán lo suficiente y la estrategia de lo “menos malo” podrá así seguir siendo útil para mantener el poder.

Podemos ha llegado a la conclusión, que el “frenazo” electoral ha sido debido a la estrategia del miedo. No han pensado que el eclecticismo ideológico haya podido dejar electores en casa, ni que la soberbia de su Gran Líder haya sido algo más que una piedra en el camino del deseado “sorpasso”. Sorpasso, que por cierto, y aunque sigan manteniendo el incomprensible argumento de que iba dirigido al pp, cada día está más claro para más gente que era un subterfugio táctico que perseguía a al “archienemigo” de las clases populares que ellos, en exclusiva, deseaban y decían representar.

Y el PSOE se debate en ese farragoso territorio del qué hacer y para qué. Algunas mentes preclaras del partido han apuntado posibles salidas “honrosas”, como que se vote que no, a excepción de algunos diputados: los suficientes para facilitar el gobierno en minoría del PP. Es mucho más sencillo: el Comité Federal, que representa a la militancia entre Congresos, acordó que no apoyaría ni “por activa ni por pasiva” en el anterior proceso de investidura. Ahora, el contexto ha variado y el partido socialista ha perdido votos y escaños, mientras la derecha los ha ganado. Le toca por lo tanto al PSOE, o transitar por un incierto desierto político y electoral, donde existen “peligros” que antes no existían, o intentar, en lo posible, reconstruir un proyecto que todavía ha demostrado tener apoyos entre la ciudadanía. Un proyecto valiente pero sensato, comprometido pero realista. Y todo esto frente a un adversario que inicia el particular proceso de transformación de movimiento a partido ( proceso que el PSOE recorrió hace 137 años), que dejará, con total seguridad, un reguero de huérfanos políticos y electorales al abandonar, en nombre del pragmatismo y la realidad, las máximas que hasta el día mantenía.

De Ciudadanos y el PP casi nada nuevo en el horizonte. El “bisagra” intentando restañar su hipotético espacio político y la derecha tradicional sacando pecho del resultado electoral, presentándose como la única solución ante el “populismo”( populismo que ellos ejercen mejor que nadie). Presentándose como los “creadores de empleo y estabilidad”, aunque ésta sea de mera supervivencia en la precariedad. Lo dicho: nada nuevo, a excepción si acaso de un mayor nivel de desapego de la ciudadanía hacia lo político, algo que, indudablemente, beneficia a las posiciones de la derecha populista y más que presuntamente corrupta.


Y sobre la corrupción, mucho tendríamos que hablar, aunque el primer paso debería ser individual: que cada ciudadano y ciudadana mire hacia sus adentros y analice cuantas veces ha justificado la “pequeña” corrupción; el incumplimiento “irrelevante” de leyes y normas como parte de esa particular cultura que, eufemísticamente definimos con el “somos así”.  

viernes, 1 de julio de 2016

De reflexiones posibles a dialogo de sordos.

Algunas cuestiones que me rondan por la cabeza: ¿los responsables políticos de analizar los resultados obtenidos por sus respectivas organizaciones, como la afrontan?,¿ con el animo de sobrevivir orgánica o institucionalmente, o con la voluntad de rectificar lo que sea necesario para recuperar la confianza de la ciudadanía?. A estas preguntas deben dar respuestas los representantes de las militancias de dos organizaciones que se han enfrentado de forma virulenta en las últimas elecciones del 26J.

Muchos y diversos son los argumentos para, o justificar el resultado o resaltarlo frente a la anunciada pero frustrada (solo en parte) catástrofe.

No es un secreto que la derecha gobernante ha utilizado el conocido y manido argumento del miedo a los “que vienen”. Sembrar la duda sobre las intenciones, más allá de lo que se diga en los programas o discursos, acusando o insinuando grandes males, es un argumento que ya conocemos. En 1919 Adolfo Suarez lo usó contra el PSOE, acusando a los socialistas de tener un “programa ocuto”. Esto propició una derrota y un debate interno sobre la utilidad de determinadas etiquetas para lograr llegar el poder ( el marxismo). Y en el PSOE se resolvió con un virage táctico que le situó en posición de lograr el gobierno, algo que se confirmó en 1982. Traición, adecuación o adaptación táctica, podrían ser definiciones aplicables, pero quedan para la libre elección en función de las ideas de cada cual.

Podemos, o Unidos Podemos se enfrenta a una situación bastante similar. La cuestión es cómo la abordará: si desde una adaptación o desde la justificación que estamos escuchando de los diferentes dirigentes de la coalición. Si los argumentos justificativos se imponen, el argumento del miedo, incluso del cansancio de los votantes podrán ser válidos. Pero no pueden obviar los virajes tácticos en las “etiquetas”: de ser los de “arriba y los de abajo” como definición trasversal, se ha pasado a recuperar el discurso sobre la contradicción estructura superestructura y a levantar simbolicamente el puño derecho. Algunos han podido ver que esa aparente radicalización ha dado combustible al argumento del miedo. ¿Como polítologos no lo habían previsto?.

En el PSOE, el discurso de la resistencia se enfrenta a la realidad: qué hacer y cómo hacerlo. Parece ser que los resultados son la enésima excusa de una parte del partido que vive instalada en la actitud cainíta cuyo objetivo sigue siendo hegemonizar el partido en función de equilibrios de familia. El PSOE dió la espalda a la emergencia de un movimiento que representaba y representa una brecha generacional, que a diferencia de las diferencias clásicas entre generaciones y los intereses contrapuestos, representan un sentimiento de derrota que convierte la presente brecha en irresoluble y necesitada de un giro radicalmente democrático. Esto no ha sido, o valorado suficientemente o tenido en cuenta como una realidad que ha venido para quedarse. El partido, o antepone los valores y principios que inspiran su propia existencia o se vuelve a enrocar en ese debate interiorista y orgánico dando la sensación de que a algunos y algunas les preocupa más su propia situación que la de un partido desinflado y que no ilusiona a los que lo siguen viendo como algo viejo, como una herencia a superar de un pasado que, en el presente, les niega el futuro a esos jóvenes que, aunque suficientemente preparados, se enfrentan a la desafección de un sistema que quieren cambiar por pura supervivencia.


El debate esta sobre la mesa. De sus conclusiones no depende únicamente la supervivencia de unos u otros, sino el futuro de muchos y muchas cuyos miedos, anhelos frustrados y desilusiones pueden llevarnos a una situación sin retorno si el “no nos representan” sigue vigente y nadie lo asume como reto y exigencia.

miércoles, 29 de junio de 2016

CORRUPCIÓN Y CASTIGO.

La corrupción se ha situado a lo largo de estos últimos años como uno de las principales preocupaciones de los y las ciudadanos y ciudadanas, expresados a través de los diferentes sondeos elaborados (principalmente por el CIS). La desconfianza hacia los partidos tradicionales y las instituciones hasta ahora hegemonizadas por éstos ha sido y sigue siendo importante. Igualmente, en las encuestas de opinión, una de las virtudes más valoradas es la honradez de los representantes políticos. Entonces, ¿cuales son las causas que la ausencia de ésta no haya pasado factura, sino al contrario (caso del pp en la Comunidad Valenciana)?. Quizá los efectos de la campaña han jugado un papel importante a la hora de hacer retornar el voto perdido. El discurso de la disfuncionalidad de las alternativas para el “desarrollo y mejora” del país obtenido tras el “sacrificio realizado”. Quizá el miedo a los “malos y los peores” aliados contra el “bien común”. Entonces, ¿nos hemos vuelto tolerantes ante la corrupción?.
En 2015 los y las electores castigaron la sucesión de casos de corrupción que golpeaban un día si y otro también al pp, pero quizá la percepción ha variado, considerando ahora que el perjuicio ocasionado por la corrupción de Camps, Cotino, Barberá, etc ya no es el mismo.

La ciudadanía cree que su responsabilidad y capacidad de acción es limitada (sólo el 9% consideraba que tiene responsabilidad en la lucha contra la corrupción). La pregunta consiguiente es: ¿podemos exigir a nuestros políticos lo que nosotros no hacemos?. En España, una importante parte de la ciudadanía considera casi una proeza digna de reconocimiento el incumplimiento de la ley: defraudar al fisco, infringir la ley de tráfico, etc. La paradoja es que, pese a considerar como un valor relevante la honradez en la actividad política no se valora el voto como instrumento para luchar contra los hábitos ilícitos de los representantes públicos. Variar esta especie de cultura es complicado y costoso, en tiempo y esfuerzo, aunque personalmente considero que vale la pena.

Se legitiman actos poco honrados, y se hace desde la ocultación del voto: basta con observar los datos de las encuestas pre electorales que daban una representación a la baja y que se concretó en la urna en un ascenso sorprendente. Los y las ciudadanos y ciudadanas han votado al pp; no a favor del PP, sino en contra de las posibles alternativas. La polarización, en éste caso ha beneficiado solo a uno de los actores que la protagonizaban.

La pregunta que de forma recurrente recorre los debates políticos, provocando reacciones incluso poco respetuosas, tiene respuestas políticas y sociológicas. Ha sido un voto racional: se han sopesado los costos y beneficios de votar, abstenerse o apoyar a candidaturas que son sucedáneos y que, para postre, pactó con uno de los enemigos “entreguistas”. Se ha votado para evitar el “mal mayor” eligiendo a los del “mal menor”.

En mi opinión, entendiendo el sentido del voto, pero evidentemente sin compartirlo, el votante normal que ha decidido apoyar al pp, no es un monstruo abominable, sino que ha sido una victima del discurso dominante y, sobre todo, de un discurso polarizado entre el nosotros y los “malos y peores”. Por la izquierda, creo que se ha castigado ,tanto el enfrentamiento entre los dos competidores por el espacio socialdemócrata, como la radicalidad disimulada y los cambios de discurso ideológico vistos como oportunismo electoral. Igualmente, centrar una buena parte de la argumentación en el “adversario” como culpable fundamental sin reflexionar sobre los problemas que subsisten (y condicionan) en el seno de un partido centenario no parece haber dado tampoco el resultado pretendido.


Lo cierto es que manteniendo actitudes excluyentes, demonizando al vecino por su decisión electoral, no se suma sino que se divide y se mantiene una separación cada día más irreconciliable entre trabajadores “conscientes” y trabajadores “inconscientes”. El debate basado en el “y yo más”, ha perjudicado a la izquierda, y está claro que haberse puesto de perfil ha concitado el perdón de una parte de los antes avergonzados votantes de la derecha, que pueden haber considerado que los “pecados” estaban, o suficientemente purgados o que era preferible lo conocido ante el riesgo que la propaganda ha transmitido machaconamente y que parece haber tenido su efecto.

martes, 28 de junio de 2016

ANÁLISIS ELECTORALES

Muchos son(somos) los atrevidos que, a las opiniones sobre los resultados de las elecciones generales del 26J, les llamamos análisis. Realmente son eso: opiniones. Opiniones que en mayor o menor grado parten, en gran medida, de impresiones personales cargadas de prejuicios, por lo que la palabra análisis no parece la apropiada. Para analizar un hecho como las elecciones, deberíamos partir de datos: datos comparados de las elecciones ( no solo de las últimas, sino de alguna más), ponderación de resultados en función de la aparición o desaparición de nuevos actores, coaliciones, etc. Deberíamos contar también con las encuestas, no solo las preelectorales, sino las elaboradas anteriormente en las que las opiniones no son solo referentes a una declarada o no intención de voto. Deberíamos contar con datos para construir hipótesis, pues de lo contrario, lo que emitimos son meras opiniones, con mayor o menor acierto, con un sesgo más acentuado o no, pero donde la emotividad ( prejuicio) juega un papel claramente condicionante de ese supuesto análisis.
Y analizar los datos de las últimas elecciones es complicado y arduo. Deberíamos recopilar históricos sobre intención de voto declarada y directa y sus variaciones en las urnas. Tendríamos que compararlos con las opiniones de la ciudadanía en encuestas diversas sobre cuestiones como la corrupción, la valoración de líderes y partidos, la graduación de importancia en problemas percibidos, etc. No es fácil. Evidentemente, es relativamente fácil emitir una opinión, aunque emitirla con una mínima argumentación equilibrada entre la lógica y lo emotivo es igualmente complejo y al alcance de muy pocos ( no me cuento entre ellos pero los hay).
La única conclusión, con los datos en la mano es que, el PP ha sido el más votado. Ahora habrá que analizar sosegadamente la motivación de éste voto que no se ha visto condicionado por los diferentes casos de corrupción (por ejemplo el País Valencià). Sin descalificaciones facilonas ( algo a lo que somos muy dados), porque una parte de esos votantes, ni son curas, ni son aristócratas, ni son banqueros: son personas normales que han tomado una decisión en función de diferentes motivaciones. Y habrá que analizar esas motivaciones para incidir en propuestas, políticas y discursos que, desde la pedagogía, reste seguidores y votantes para sumarlos a la causa que defendamos, sea la que sea. El PSOE ha obtenido el peor resultado de la historia. Esta frase lapidaria se oye por todas partes. Y el resultado, cuantitativamente es muy malo, pero el contexto no es el mismo que el de hace, por ejemplo, ocho años ( ni social, ni económico ni político). Analizar la perdida o fuga de votantes es una reflexión que se debería realizar sin perder tiempo. Unidos-Podemos ha obtenido, pese a los mismos resultados, más de un millón de votos menos. El análisis a la defensiva sobre el “discurso del miedo” no es suficiente. Hacen bien en plantear un estudio serio sobre el porqué el mensaje no ha llegado o ha llegado los suficientemente distorsionado como para restar ( ni sumar, ni multiplicar). Ciudadanos ha sufrido una fuga de voto hacia su derecha y deberá analizar cómo consolidar un espacio todavía aparentemente débil.

En definitiva, todos tienen que analizar los datos que les han dado una representación parlamentaria determinada, pero sin olvidar que, tan importante como la representatividad en nuestro sistema político, es la formación de gobierno. Y si se cumpliese el dicho popular de “no hay dos sin tres”, muchos análisis sufrirían la prueba de la evaluación ciudadana, pero desde el cansancio y el hastío hacia un sistema que antepone intereses partidistas a los de la ciudadanía. ¿Cuáles son éstos?. No voy (hoy al menos) a mojarme: los que cada uno entienda que sean, a sabiendas de que, ni son unánimes, ni generales estrictamente, pese a que así se afirme.

domingo, 26 de junio de 2016

EN CALIENTE: REFLEXIONES A BOTE PRONTO SOBRE EL 26J

Los resultados han puesto en evidencia, de alguna manera, la capacidad de las encuestas para crear tendencias. Se había dado por muerto (y enterrado) al PSOE, y ahí está, aguantando. Cinco diputados y diputadas menos, el peor de los peores resultados, no por el PSOE en sí, sino porque la suma de diputados, más los de los auto llamados a ocupar el espacio socialdemócrata se han quedado en un  mero intento, pese a los augurios que los aupaban a ser la nueva izquierda, y esto impide que un acuerdo de progreso sea muy, pero que muy complejo.

El acuerdo entre los ochenta y cinco diputados del PSOE más los setenta y uno de Unidos-Podemos precisarían de la suma de un complicado conglomerado de siglas, intereses y estrategias. El escenario es de difícil encaje. No tanto para la derecha, que pese a todo (corrupción, conspiración ministerial, etc) ha impuesto en una gran parte de la ciudadanía el discurso de “que viene el rojo”. Le ha sido útil ponerse de lado y dejar que otros se desangren en debates partidarios.

Como decía, el escenario es complejo, no solo para la formación de un gobierno de cambio, trasversal y reformista (que intentó de forma, aunque responsable, poco hábil el PSOE), sino porque en las formaciones del arco progresista subsiste un ánimo cainita poco dispuesto a asumir los errores propios y sí a culpar al de al lado de todos los errores, incluso de los propios. Y, hay que sumar a todo ésto, las posibles crisis que se puedan abrir en los partidos cuyas perspectivas no se han cumplido o que han obtenido un pírrico resultado que permite únicamente respirar aliviado por no haberse cumplido los augurios. Esas crisis pueden variar personas y estrategias, y habrá que esperar a que se aclare el panorama en los partidos condenados a entenderse. Y habrá que esperar a que la responsabilidad supere al personalismo, pues el futuro ya no será nunca lo que muchos querían que siguiera siendo. La socialdemocracia, la histórica y la que se autodenomina nueva, tienen un camino que seguir, y seguramente será paralelo, divergente pero coincidente.

El PSOE debe empezar a asumir sus errores y Unidos-Podemos dejar de aspirar a hacer desaparecer al PSOE. Si no es así, y los personalismos se imponen, y no solo eso, sino que condicionan emotivamente a los y las militantes, poco camino se andará y mucho espacio se le dejará a la derecha para que siga gobernando a golpe de sacrificios para muchos y privilegios para unos pocos.

La socialdemocracia y la izquierda más radical deben dejar de odiarse y escucharse. Seguramente para ello, los obstáculos tengan nombre y apellidos. Pero paralelamente a ésto, la actitud de los que nos decimos de izquierdas debe cambiar, debe moderarse en el intento de imponernos al otro, entender argumentos y compartir coincidencias. De lo contrario, poco camino se andará.

Parece que las posiciones moderadas aceptan el estatus quo, acatan la realidad sin querer cambiarla, pero no es así. Los que hemos llegado a posiciones más moderadas, donde el simbolismo ha dejado paso al pragmatismo queremos cambiar las cosas, pero desde el posibilismo que integre y no excluya. Hemos dejado atrás los relatos revolucionarios que tan poco prácticos son para transformar las cosas y aceptado que, ni los malos son tan malos, ni los buenos unos santos: los siete millones de votantes de la derecha no son unos idiotas, ni unos corruptos. Son quizá víctimas de una cultura que habrá que cambiar; con trabajo, con esfuerzo, contención e inteligencia.

Todos y todas son necesarios pero nadie es imprescindible. Las personas pasan, las ideas y las políticas perduran: ese debe ser nuestro objetivo.



jueves, 23 de junio de 2016

27J



La campaña toca a su fin. Habrá sido útil si los objetivos se han concretado en las urnas en función de las perspectivas que cada organización o candidatura tenía. Lo que sí es cierto es que no pasará a la historia aunque los resultados electorales posiblemente si. Y serán históricos, para unos en sentido positivo y para otro no tanto, aunque el balance de los resultados, sean los que sean, se podrá concretar si el objetivo de formar gobierno se consigue. Para ello, con toda probabilidad se precisará, al igual que tras el 20D, de un acuerdo entre varios e incluso diferentes actores políticos, algo que no fue posible peroo que se presenta como una urgencia a partir del día 27.

Mi intención no es analizar la campaña, ni analizar los argumentos que se han utilizado, ni si los augurios demoscópicos se han concretado. Mi intención es reflexionar sobre posibilidades que pueden darse el mismo 26 de junio una vez conocido el recuento de voluntades expresadas por la ciudadanía en las urnas.

Parece ser ( así lo indican las encuestas) que el PP será el partido más votado. Pero pese al discurso manipulador de la derecha sobre la “coherencia” o el sentido común de que sea la formación más votada la que gobierne, nuestro sistema político atribuye esta responsabilidad a quien más apoyos parlamentarios consiga reunir, algo que no parece que el actual gobierno pueda lograr a la vista, como decía, de los datos sobre intención de voto: la derecha y el centro derecha no llegarán a sumar los suficientes diputados para formar gobierno en solitario. Igualmente parece que la “gran”coalición tampoco será posible, pese al deseo de muchos ( la derecha y el centro derecha por un lado, y la izquierda alternativa como “solución” a su ambición por ocupar el espacio político socialdemócrata de forma definitiva). Seguramente, el escenario será muy parecido al que se dió tras el 20D. ¿Entonces, pasarán los meses y tendremos unas nuevas elecciones?. En mi opinión no. Y no porque sea un deseo personal, sino porque prácticamente todas las formaciones politicas llamadas a desempeñar un papel protagonista en la próxima legislatura así lo han afirmado y, sobre todo, porque creo que la sociedad, ni soportaría ni consentiría una situación como la pasada.

Pero, volviendo a “lo posible” ( que no lo deseable, al menos para mi, pero desde la certeza y la conciencia de que lo deseable deberá modularse en función de los equilibrios que las urnas decidan), ¿qué escenarios podemos encontrarnos?.

Un primer escenario ( descartado al PP y la gran coalición, en principio), podría ser el que configuran los datos de las encuestas pre electorales. Que Unidos Podemos obtenga más diputados que el PSOE. En éste caso, la decisión del PSOE estará condicionada por el debate interno que se produciría con toda seguridad. El candidato y Secretario General, tal y como lo ha manifestado, daría un paso atrás, anticipando el debate sobre la sucesión y provocando un relevo en la cabeza del grupo parlamentario. La dimisión del Secretario General propiciaría la designación de una comisión gestora y una portavocía provisional en el parlamento. Dependiendo de, si la gestora consulta a las bases o toma el camino más conservador, se podrá ver o el apoyo a la investidura de Pablo Manuel Iglesias o quizá la de Mariano Rajoy en caso de abstención ( y acuerdo de éste con Ciudadanos).

En mi opinión ( insisto, dentro de las alternativas posibles), una decisión que permitiría, en el hipotético caso de que Unidos-Podemos obtenga más diputados que el PSOE, que la socialdemocracia emprendiera el camino de la reconstrucción del proyecto, sería apoyar la investidura y dejar gobernar a Unidos-Podemos con sus aliados, quedándose los representantes socialistas en la oposición. En caso de que el PP y Ciudadanos lleguen a un acuerdo y el PSOE se abstuviese, la reconstrucción será prácticamente imposible.

En el caso contrario ( que el PSOE obtuviese mayor representación), creo que Unidos-Podemos haría exactamente lo que yo planteaba como alternativa para el PSOE: dejar gobernar a los socialistas con el acuerdo con Ciudadanos. Esto situaría a Podemos en un lugar privilegiado: el liderazgo parlamentario de la izquierda pues el desgaste de un gobierno minoritario es algo más que sabido y comprobado. Esta opción es la que, en mi opinión, debería haber adoptado Podemos, pero el ansia del “sorpasso” le impidió analizar el escenario a medio plazo. Esto, y el cálculo de que la suma del millón de votos de IU y la fagocitación de ésta organización por Podemos, le situaría en una posición privilegiada para adelantar, por fin a la socialdemocracia, objetivo que desde que Anguita hablase hace años del “sorpasso” persigue la izquierda alternativa.


De lo que si estoy convencido es que, ya sea la opción del PSOE o de Unidos-Podeos, será una legislatura corta e inestable, llena de tensiones y debates que serán una prolongación del actual debate electoral y político por ocupar espacios desplazando a otros. El tacticismo y la estrategia seguirán primando. La cuestión está en si los partidos y, principalmente su militancia, serán capaces de estar a la altura y congeniar la táctica con el interés general, algo tan mencionado como olvidado.

sábado, 14 de mayo de 2016

SUERTE Y DESGRACIA.

Si analizamos la realidad política local ( sumando expulsiones y desafecciones por desconfianza), podríamos llegar a la conclusión de que a los que hoy ocupan un puesto en el gobierno les sonrió la suerte y, parafraseando a líder de Podemos, "La posibilidad de ser Alcalde es una sonrisa del destino que siempre tendrán que agradecer". ¿Por qué?. Voy a intentar desarrollar la hipótesis sobre las dificultades de un cambio de gobierno.
El actual gobierno, parte de una oposición a que el PSPV-PSOE ocupase la Alcaldía, cuestión que propicia que Compromís la asuma. Esta posición propicia un gobierno apoyado en cuatro grupos, que se quedan en tres al salir del gobierno Esquerra Unida.  Ahora, con la nueva “crisis” abierta, podría salir Demócrates, dejando al gobierno municipal en mayor minoría si cabe. Pero ¿Es posible un cambio de gobierno, un cambio en la Alcaldía?. Era poco probable pero sería posible.
Poco probable porque tendría que darse, si o si, un acuerdo a tres banda. El pp para recuperar el gobierno precisaría del apoyo de, por ejemplo, Ciudadanos y otro grupo más. ¿Quién?. Descartando al PSOE y descartando a Esquerra Unida, nos queda el Partido de El Campello, Compromís y Demócrates.
Si pudiéramos dar por hecho un acuerdo entre pp y Ciudadanos, el tercer actor necesario podía haber sido Demócrates, al que el mismo pp alejó de cualquier posible acuerdo dado el “acoso” al que ha sometido al representante de Democrates. No obstante, la sustancial variación producida a raíz del cese de la asesora y número dos de la formación, abre nuevas posibilidades.
Pero, podrían darse otras variables. Por ejemplo:
-Que Compromís y PdC (podemos) ofreciesen entrar nuevamente a Esquerra Unida y PSPV-PSOE.  Sumarían nueve apoyos.
-Qué pp acordase con Ciudadanos y el concejal de Demócrates un frente común contra el actual gobierno en minoría, lo que propiciaría un mayor bloqueo institucional ( algo que al pp no le importaría si el fin fuera recuperar el poder, algo que ha venido demostrando a lo largo de la presente legislatura)
-Que se recuperasen los apoyos iniciales. Opción poco probable dado el enconamiento del actual gobierno frente a Esquerra Unida y las diferencias escenificadas con Demócrates en los últimos días.
-Que el PSPV-PSOE entrase en el gobierno, planteando recuperar la mayoría que sustentó la investidura como requisito. Algo igualmente improbable dadas las diferencias políticas y personales entre los diferentes representantes.
-Que pp, Ciudadanos y Demócrates acordasen un nuevo gobierno. Improbable ( pero no imposible) dadas las diferencias entre pp y Demócrates.
¿Caben otras combinaciones?. Por supuesto: las hipótesis son varias y variadas, pero todas ellas estarán condicionadas por las posiciones personales en mayor grado que las políticas, algo que condiciona el entendimiento y el acuerdo.
Y dadas las variables, todas ellas dependientes de actitudes personales y posiciones políticas cambiantes, dan respuesta a esa “suerte” a la que me refería, pues los cambios son, todos ellos posibles, pero condicionados por las actitudes personales y posiciones políticas.
Y, ante esto, lo único que cabe es seguir especulando pues las reacciones y los cambios no son fácilmente predecibles.

La desgracia es que la falta de entendimiento y acuerdo sigue bloqueando el desarrollo institucional, anclando a un gobierno cada día más débil en posiciones de resistencia y no de liderazgo, premisa imprescindible del cambio deseado y por el que hipotéticamente apostaban en 2015.

TODOS TIENEN LA CULPA, PERO NINGUNO ES CULPABLE.

Que existan diferencias, discrepancias e incluso tensiones en los gobiernos surgidos de las urnas el 15 de mayo de 2015 es algo normal. En definitiva son personas de diferente procedencia política y con diferentes visiones de la vida y la política. Pero el mandato de entendimiento que la ciudadanía transmitió a través de su voto, no se refería únicamente a la hora de repartirse el poder, sino en el gobierno, en la toma de decisiones.
En muchos de éstos gobierno lo que se hizo fue la elaboración de un acuerdo de mínimos o incluso de intenciones que sustentase un gobierno plural encargado de pasar página a tantos lustros de gobierno del pp. Y éstos acuerdos de mínimos o de principios sirvieron para sacar del gobierno a una derecha sospechosa de demasiadas cosas, que había convertido el ejercicio del poder en un acto de nepotismo y clientelismo institucionalizado, donde la ciudadanía había pasado a un tercer o cuarto plano.
Los problemas eran más que previsibles, pero ante éstos, solo cabía aplicar o retomar el mandato de las urnas: dialogo. Pero la lectura parece ser otra: el ejercicio del poder institucional más rancio. Pongamos dos ejemplos.
En el caso del Ayuntamiento de Alicante, los enfrentamientos “online” están sustituyendo los mecanismos de diálogo. Cada partido; cada organización se hace fuerte en su estatus y lo defiende contra el “adversario” interno sin atender al interés del acuerdo de cambio. En el de El Campello, el Alcalde ejerce sus competencias en un ejercicio presuntamente “ejemplarizante” como reacción a los “chantajes” ( del pp por un lado y supuestamente ante la advertencia de desequilibrios posibles ante el abandono del gobierno por parte de un concejal que hasta el día forma parte del “tripartito”). En el primer caso, se “anima” a un concejal a dimitir ante la discrepancia. En el segundo, se advierte que pase lo que pase las posiciones son inamovibles. En ambos casos se comparte una torpeza política: considerarse “poder” sin atender, ni a los equilibrios institucionales ni a los objetivos del cambio que pretendieron liderar.
En ambos casos se antepone la defensa del estatus adquirido frente a la deseable actitud de reflexión sobre los objetivos.
En mi modesta opinión, el mensaje que quisieron transmitir las urnas no se refería únicamente a la necesidad de un acuerdo que desalojara del poder a la derecha, sino que éste valor ( el del acuerdo) debía estar presente en la toma de decisiones.  Para ello hay instrumentos que deberían ponerse sobre la mesa, como por ejemplo algún tipo de comisión o grupo dedicado a resolver conflictos, con el compromiso de todos los actores en liza a aceptar los dictámenes o decisiones de dichos grupos ( grupos que deberían estar conectados, de alguna manera con la sociedad civil local para servir no solo de órgano de resolución de conflictos, sino de transmisor oficioso de opiniones de la realidad social).

Me gustaría pensar que los partidos que sustentan a los gobiernos dedican tiempo y esfuerzo a apoyar la labor de los nuevos representantes, ¿o no?. Seguramente no depende de los militantes de los partidos, sino de la voluntad de apostar por la horizontalidad orgánica de los propios representantes, siempre y cuando superen un peligroso virus que les hace situarse, de alguna manera, en una dimensión y un estatus diferente y diferenciado, olvidando que su cargo depende de la decisión de la militancia y de la ciudadanía.