martes, 18 de octubre de 2016

ACUERDOS



Que se potencie un verdadero clima de diálogo, superando la mera negociación, es importante para que se instale en la vida municipal la deliberación como instrumento.
Si se habla de política municipal, habrá que iniciar el dialogo en torno a las políticas que puedan considerarse prioritarias, y un hecho importante sería que, paralelamente a que los partidos involucrados en el dialogo expongan sus prioridades o sus líneas políticas, la ciudadanía pudiera expresar a través de las organizaciones y no solo en el marco de la militancia partidaria, sus puntos de vista.
Hasta el día, y a parte de un reconocible esfuerzo por construir un relato diferenciado, propio y básicamente emotivo, (un imaginario que, con pretensión colectiva, consigue aglutinar unicamente a adeptos, simpatizantes y predispuestos) carente de políticas novedosas ( Charles Lindblom y el arte de ir tirando o la estrategia incrementalista nos da una explicación ajustada de lo que ha venido ocurriendo), podríamos arriesgarnos en afirmar que el recorrido de la legislatura tiene un análisis más bien pobre. No obstante, siempre se está en disposición de variar y propiciar un giro que, aunque sea igualmente incremental respecto a otras políticas desarrolladas, signifique esa bocanada de aire fresco que necesita la administración, y en sí la democracia local. Si el anunciado (en reiteradas ocasiones) proceso de diálogo va más allá del mero reparto de competencias y se le dota de un contenido político ( que la policy se reconcilie con la politics) se habrá dado un importante paso, no definitivo pero si importante.
Ahora bien, ¿la "politics, o la actividad de los políticos podría revertirse, superando estrategias y unificando propuestas, avanzar en la "policy" como acciones concretas?. (no me he vuelto loco ;el uso de los términos politics y policy tienen ricos matices para los anglosajones). Es una pregunta que debería encontrar una respuesta antes de iniciar un camino que pueda suponer seguir instalados en la inercia.
Los equilibrios ( más bien desequilibrios) y los desencuentros entre los socios originales de la investidura son complejos, no por el contenido político, sino por las diferencias personales puestas de manifiesto a través de acusaciones y reproches de unos hacia otros. Esto hace que una variable necesaria se convierta en dependiente: depende de la decisión, principalmente de Esquerra Unida, que el proceso de dialogo fructifique y el gobierno en minoría se convierta en un gobierno menos minoritario o incluso mayoritario. ¿Mayoritario por la posible recuperación del consenso que propició la investidura?. Sería posible, pero depende, como antes indicaba, de la recuperación de la confianza: no de la confianza personal, sino de la politica, y esta no tiene otra dimensión que las políticas que se pacte o acuerden.
En mi modesta opinión, sería interesante que se ampliase el dialogo a otras fuerzas políticas. Evidentemente, el PP no parece estar por la labor de cooperar con los "perdedores" pero, ¿Ciudadanos?. Sobre éste grupo también han recaído las críticas más duras, en lo político y en lo personal, pero igualmente y siempre contando con la voluntad, podría revertirse el proceso,avanzando paralelamente en la reconfiguración del escenario: los que sí están por un cambio y los que están por seguir instalados en la inercia.
Conseguir el mayor consenso sobre asuntos que no solo afectan a nuestro presente, garantizaría, de alguna manera, ese necesario recorrido para las políticas más allá de los períodos electorales.

En definitiva creo que la esperanza en que las políticas den sentido a la política de una forma claramente posibilista, no debemos abandonarla ( caminar hacia la utopía, con los pies en el suelo). Todos y todas tenemos una opinión, una ilusión o una inquietud, transformarla en políticas de medio y largo recorrido (insisto, porque la "tentación" del cortoplacismo es un continuo que condiciona en exceso), podría situarnos en una posición optima para afrontar los retos que tenemos frente a nosotros, rompiendo con esa inercia tan pegajosa y cómoda y haciéndonos avanzar hacia un futuro incierto, si, pero igualmente ilusionante.

domingo, 9 de octubre de 2016

ESTO NO ES EL FINAL

"Entre todos las mataron, y ella sola se murió". Todos y todas tienen su opinión sobre lo que está pasando ( y sobre lo que inevitablemente pasará, claro) en el PSOE. A algunos y algunas nos disgusta el espectáculo y otros se regodean, pese a ese hipócrita discurso lastimero deseando que la crisis se resuelva para que el PSOE sea, "lo que siempre fue" (¿qué fue?). Empecemos por el principio, como no podría ser de otra manera. Que el PSOE está en una situación difícil, es innegable. Que el cese o dimisión del Secretario General ha sido una maniobra zafia y extemporánea, tampoco cabe ninguna duda, excepto para los que tengan o compartan los criterios de los que tumbaron a la dirección. Igualmente, hay que reconocer que el Secretario General y la dirección no tuvieron un discurso coherente: no se puede decir que NO a Rajoy, que NO a las terceras elecciones y no dar una alternativa. El debate en el partido no ha sido completo, dando pié a las conspiraciones palaciegas cíclicas que han sacudido al PSOE (conspiraciones que sufren todos, pese a que no tengan o todavía no tenga repercusión mediática). Pero hay variables que diferencian las crisis anteriores con la actual: hay un partido que, con potencia, persigue electoralmente al PSOE, en  un nuevo contexto informativo-participativo. Y éste partido, pese a la animadversión que produce, no es fruto del azar : Podemos es fruto de la ausencia de análisis y autocrítica del PSOE.
 No se puede seguir actuando como si viviésemos en la década de los ochenta, cuando las incipientes estructuras de los partidos era la única vía que tenía la ciudadanía para superar, no solo cuarenta años de dictadura, sino el ruido de sables y sotanas que oscurecían a la bisoña democracia. No se valoraron las reclamaciones y exigencias de una ciudadanía diferente, más crítica y, sobre todo, interconectada. Con más posibilidades de interactuar y controlar al margen de las organizaciones tradicionales. Es cierto, como afirma el actual Presidente de la Comisión Gestora: el PSOE no es un partido Asambleario ( como ya no lo es Podemos ni ningún otro partido con representación institucional) pero no se puede negar a la militancia y a la ciudadanía la posibilidad de controlar a los cargos delegados: eso es de una época pasada, y así lo tendría que haber asumido hace tiempo el PSOE si su objetivo era y es servir y no servirse.
Pero como decía, el anunciado final del PSOE, pese a ser voceado de forma unánime en todos los medios aún está por venir. Está claro que si la decisión es abstenerse ante la investidura de Rajoy, el descrédito y esa imagen del "todos son iguales" ahondará más si cabe, con la inestimable ayuda de los medios y, por supuesto, de Podemos. Los representantes de la "nueva izquierda" se frotan las manos porque su objetivo, por el que han trabajado concienzuda e inteligentemente, está a punto de concretarse: ser la única oposición de izquierdas. Pero ese objetivo es solo parte de ese nuevo imaginario que tanto derecha como nueva izquierda han construido con la ayuda ( otro error del PSOE al no haber estructurado una estrategia de comunicación adecuada a nuevos objetivos) de los medios tradicionales y digitales cuyo objetivo tácito es seguir achicando espacios para que nada cambie realmente, aunque se consientan los relatos simbólicos (cuyo único objetivo no es transformar la realidad, sino cohesionar a sus seguidores en un ejercicio de irrelevancia efectiva)
No obstante, el debate en el PSOE tiene un segundo y seguramente un tercer acto: el congreso y las primarias. Los "riesgos" de que el Secretario General, que ha generado un sentimiento victimista (que también), vuelva a presentarse y ganar es una posibilidad, , con lo que volveríamos a la casilla de salida, pero con una penalización electoral importante.
Lo ineludible, en mi opinión, es abrir un debate, más allá de personalismos, donde la militancia y los y las votantes, simpatizantes o cualquier persona progresista pueda, si así lo desea, participar. Establecer nuevas formas de participación y control, arbitrar límites a los privilegios, instrumentos de revocación, rendición de cuentas, uso de las redes sociales para algo más que para la propaganda. En definitiva, convertir a la militancia y a la ciudadanía en los protagonistas y detentadores efectivos del poder y a los delegados en sus mandatados. Quien deba liderar esa socialdemocracia moderna y renovada deberá superar el "liderazgo heroico" y desarrollar un liderazgo relacional.
El PSOE se encuentra en un cruce de caminos sin saber cual elegir a pesar de que  se señale uno sin valorar racionalmente los costos y beneficios de esa decisión (para el partido pero también para aquellos y aquellas por lo que se existe como organización: la gente), siendo víctima de esa "razón de Estado" que no es otra cosa que la preservación del sistema.
Finalizo. En mi opinión, el principal error del sector más conservador del PSOE ha sido no valorar el interés de colocar a Podemos ante la tesitura de gobernar, con los riesgos que ello conlleva para un discurso puramente emotivo y populista, en el sentido de decir lo que todos quieren oir.
Si se repiten por tercera vez las elecciones, el resultado es casi irrelevante, pues la derecha seguirá sumando apoyos y la izquierda dividiéndolos. Los resultados serán más o menos parecidos, y seguiremos enrocados en la "imposibilidad" de que más de un 50% consiga gobernar frente al partido más votado, aunque éste solo obtenga el treinta y pico por ciento.

Angel Sánchez Sánchez

lunes, 3 de octubre de 2016

UNA REFLEXIÓN MÁS O MENOS

Lo ocurrido en los últimos días en el PSOE ha sido y será analizado hasta la extenuación. Y con razón: es un hecho sin precedentes en la democracia española, al igual que es un hecho sin precedentes que a un partido, señalado de financiarse irregularmente una parte de la ciudadanía siga dándole su voto para que sea utilizado como justificación de legitimidad democrática, pese a todo.
Pero lo que toca, y con razón y razones, es atizar al PSOE sin piedad y, en demasiadas ocasiones, sin argumentos más allá de lo emotivo. Y todos sabemos la volubilidad de las emociones, máxime en una realidad mediática y mediatizada que reproduce imágenes con el argumento de informar cuando lo que realmente pretende es crear un estado de opinión. Pero como decía, atizar al PSOE es lo que toca, y las razones son muchas y variadas. Y lo más preocupante del caso es que todas las razones han sido construidas, en mayor o menor grado por un sector u otro de los que hoy se tiran los trastos a la cabeza.
Si, es cierto: Pedro Sánchez fué elegido Secretario General en unas elecciones primarias. Y eso le confiere una legitimidad mayor que a los que anteriormente eran elegidos en conclaves representativos, igualmente democráticos, pero de menor calidad por definirlo de una manera sencilla. Pedro Sánchez fue elegido en un proceso donde los mismos dirigentes territoriales que hoy se han conjurado contra el, acordaron que debía ser el elegido movilizando a una militancia obediente para lograr su objetivo. Ese sector, que taponó cualquier lectura ante el 15M y sus consecuencias, que no fuera la pura exclusión y menosprecio; ese sector que vivió y vive de espaldas a una realidad que llamó a la puerta con la fuerza de cinco millones de votantes, siendo una gran parte antiguos votantes e incluso militantes del PSOE es el que ha conseguido su propósito, aunque éste esté todavía por aclarar.

Pero no podemos olvidar también que Pedro Sánchez laminó a un candidato elegido por primarias y empujó al partido a un estado de confusión tal, que no se sabía bien si el NO es NO, se refería al voto a Rajoy y a las terceras pero se olvidaba de "lo otro". Empujó al partido a tomar partido, y valga la redundancia. Empujó a los sectores que hasta entonces permanecían larvados a tomar posiciones y a ejercer un derecho que aunque democrático, pervertía un proceso con la clara intención de incidir en la decisión final respecto a la gobernabilidad del Estado. Y ese sector, que ideologicamente tienen una definición clara,nos guste o no, sigue pensando que con el apoyo de determinados grupos mediáticos y empresariales puede ejercer el poder, aunque conlleve una cierta pleitesía por los favores prestados y por prestar. Y una de sus torpezas es pensar que las nuevas tecnologías, las redes sociales son un instrumento que puede ser utilizado para "clavar los clavos" de la misma manera que antes, y no es así. La capacidad de movilización, interrelación y control que ejerce la red, posibilita espacios de debate que los dirigentes más conservadores no pueden ni podrán ver nunca. Y este es uno de los orígenes del problema que hoy ha situado al PSOE, quizá en el punto de inflexión más complicado de sus ciento treinta y siete años de historia: la incapacidad para leer.
No se leyó correctamente lo que ocurrió en 2011 con el 15M y los movimientos ciudadanos de protesta y reivindicación ( o en su caso se realizó una lectura excluyente y de menosprecio), y de aquella mala lectura, surgieron los lodos, que ahora decimos que nos ahogan: Podemos. Esta organización es la causa del desprecio de una parte del PSOE por los nuevos tiempos. Y ese desprecio es una clara posición ideológica claramente conservadora que nos ha situado al borde del enésimo precipicio, aunque éste es más profundo que el "marxismo" del 29 o la OTAN.
Creo que, el debate va a continuar, pues los que han logrado la dimisión del Secretario General (ojo, con la legalidad de los votos en el Comité Federal, pero con una muy deficiente legitimidad), no han calculado la dimensión de las consecuencias, pues, tarde o temprano, se convocará un Congreso, y se volverá a elegir Secretario General, y el trabajo emotivo realizado por el Secretario dimisionario, ha dado algo de sentido a una importante de la militancia, aunque fuera únicamente simbólico. Y este trabajo, puede llevarnos al principio del blucle.

De las consecuencias para la democracia española, y de los discursos del resto de partido, me voy a permitir hablar en una segunda entrega de éstas, mis reflexiones personales sobre lo que, sin duda, y a causa de la sociedad de la "información" (y la desinformación, manipulación y tendencia) se ha convertido en algo más que un debate: una obra por capítulos y demasiado larga.

sábado, 1 de octubre de 2016

PUNTO DE INFLEXIÓN.

En éstos momentos, en el que las opiniones se vierten en favor o en contra de las posiciones enfrentadas en la organización a nivel federal del PSOE, creo que hay que iniciar reflexiones más allá del hecho puntual, apelando fundamentalmente a la defensa legitima de las posiciones, pero desde la responsabilidad y no desde el frentismo.

No hay mejor dato, que el resultado de una crisis como la que sufrió el PSPV-PSOE en El Campello en 2011 para darse cuenta de cómo afecta a un partido político la debilidad provocada política y electoralmente por una crisis cerrada de forma dramatica y en falso. En ese momento existía un enfrentamiento entre la dirección y el grupo municipal que se "resolvió" en una Asamblea donde hubo empate matemático, finalmente "resuelto" con una decisión que rompió el empate sin contemplar acuerdo o consenso alguno. ¿Porqué saco a colación algo que ocurrió hace tiempo?. Porque considero que es un ejemplo que podría ser útil para entender, de alguna manera, lo que ocurre en el partido a nivel federal.

Viví personalmente aquel proceso y, el análisis que con el paso del tiempo hago es que, el proceso de tensión que se vivió incidió directamente, junto con otros factores, en el declive electoral del partido. Que las cosas podrían haberse hecho de otra manera, que el dialogo debería haber primado y el acuerdo debería haberse perseguido más allá de posiciones personales.

El PSOE federal vive momentos críticos, no solo para sí mismo, sino para los fines para los que existe: influir en la sociedad, transformar la realidad en busca de mayor igualdad y justicia social. si el debate continúa centrado en cuestiones internas, en equilibrios de poder, en legitimidades cuestionables y liderazgos personales, el contenido político de dichas legitimidades y liderazgos decae, convirtiéndose en una mera algarabía y un espectáculo mediático.

En mi opinión es evidente que actualmente, al igual que a lo largo de la historia del PSOE, existen diferentes visiones, posiciones e incluso perspectivas ideológicas, pero ésto no es nuevo. Lo verdaderamente novedoso es que el debate, la discusión e incluso el enfrentamiento se hace con luz, taquígrafos e incluso movilizaciones de grupos de militantes y simpatizantes mediatizados por discursos simbólicos y emotivos que convierte el conflicto en un sainete público donde los perjudicados son, no solo los militantes, sino la ciudadanía y, en mi opinión, la misma democracia. No por que un partido político esté al borde del abismo, sino porque la socialdemocracia, la izquierda moderada, no impositiva, posibilista que puede ( y lo ha hecho) aglutinar a millones de ciudadanos y ciudadanas pueden quedarse huérfanos, política y electoralmente.

La "victoria" de una u otra posición significará la perdida para ambos. Que ambos sectores sigan empeñados en imponer y no en acordar, puede abocar a la socialdemocracia a su desaparición, no solo como organización, sino como posición política.

De los lodos de la ausencia de lectura política vienen los polvos en los que nos encontramos hoy. No haber leído y reflexionado sobre las demandas ciudadanas de 2011 y su cristalización en una organización de izquierdas que hoy acosa electoralmente al PSOE, nos ha situado ante un punto de inflexión que debería ser abordado desde la sensatez y no apelando a la bisceralidad o la lucha personal. Debería haberse abordado desde la responsabilidad y no desde la "sectarización". Debería apostarse inequivocamente por la democracia, sin atajos ni modulaciones.


Una última cuestión: los grandes beneficiados son la derecha y Podemos. Unos porque si el PSOE se hunde, elimina a una organización, en mi opinión la única que podría en solitario competirle el gobierno en todos sus niveles. Los otros porque conseguirán hegemonizar el espacio electoral de la izquierda, pese a que en solitario no sea capaz, siempre en mi opinión, de aglutinar una mayoría suficiente como para competir electoralmente con la derecha. Creo que son dos cuestiones sobre las que deberíamos reflexionar con seriedad, con serenidad y con responsabilidad.