sábado, 14 de mayo de 2016

MÁS QUE INESTABLES

La decisión del Alcalde de El Campello de cesar a la persona que tenía asignada el Concejal de Demócrates ( parte del gobierno minoritario) ahonda en la inestabilidad de un gobierno municipal cuyo recorrido podría estar claramente condicionado. La aritmética municipal se hace cada día más complicada para lograr acuerdos relevantes y necesarios. Únicamente  un par de párrafos de recuerdo.
Tras las elecciones la investidura del Alcalde se sustentó en un acuerdo firmado por Compromís, Partido de El Campello ( marca instrumental de Podemos), Esquerra Unida, PSPV-PSOE y el Concejal de Demócrates. Finalmente, el gobierno municipal se forma sin la participación directa del PSPV-PSOE. Pocos meses después, se produce la salida ( o expulsión ) de la Concejala y el Concejal de Esquerra Unida, quedando el gobierno municipal reducido a seis miembros.
Hecho éste repaso de apoyos y salidas del equipo de gobierno, la pregunta es ¿puede un gobierno municipal desarrollar el trabajo institucional con seis miembros?. Pero la pregunta tiene, tras los últimos acontecimientos otra incógnita a resolver: ¿seguirán siendo seis concejales o pasarán a ser únicamente cinco los que sustenten el gobierno municipal?.
Parecía claro para muchos y muchas que los equilibrios iban a ser complejos dada la ecléctica composición del gobierno. El único nexo, en principio, era un documento firmado por todos los grupos que apoyaron la investidura que escenificaba una voluntad compartida: cambiar la inercia instalada durante dos décadas de gobierno del pp.
El Alcalde electo, se presentó públicamente rodeado del resto de componentes del gobierno municipal cuando se escenificó la salida de Esquerra Unida. La simbología del acto quería transmitir que no solo él había tomado la decisión: todos los miembros del gobierno lo hacían de forma explícita. Ahora, respecto a la asesora de Demócrates ( y número dos de ese partido, un dato relevante), la decisión ha sido, en principio, personal. Los argumentos, la pérdida de confianza hacia una persona asignada a un grupo que forma parte del gobierno municipal. Y va más allá: su pérdida de confianza personal condiciona claramente el futuro de la actual composición del gobierno: Demócrates podría decidir engrosar el mayoritario grupo de la oposición, e incluso propiciar un relevo en la representación, pasando a ser la asesora cesada la Concejala ante la dimisión de su actual representante. Todas estas cuestiones parece que crean incógnitas, pero el Alcalde se ha apresurado a contestarlas: si el Concejal de Demócrates renuncia, nada pasará; si se produce el relevo en la representación, nada cambiará.  Y es legítima por legal, pero es, en mi opinión, una posición personal cuyo objetivo es escenificar una simbólica y contundente actitud ética que pone en mayores dificultades a un gobierno en precario, máxime cuando aparentemente no existía incompatibilidad legal en los hechos.
Las soluciones son todas complicadas, pero pasan por una reconsideración de las actitudes personales, poniendo en valor la política frente a lo meramente emotivo. ¿Difíciles?. Claro, pero no imposible.

La política municipal no puede continuar en esa inercia en la que ha caído, retroalimentándose de actos simbólicos, manifestaciones de buenismo y actitudes personales. O pasa a un verdadero nivel político, donde el análisis racional se combine con las inevitables ( e incluso deseables) emociones y pulsiones personales, o el camino hacia una reversión política está servida.

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