domingo, 9 de octubre de 2016

ESTO NO ES EL FINAL

"Entre todos las mataron, y ella sola se murió". Todos y todas tienen su opinión sobre lo que está pasando ( y sobre lo que inevitablemente pasará, claro) en el PSOE. A algunos y algunas nos disgusta el espectáculo y otros se regodean, pese a ese hipócrita discurso lastimero deseando que la crisis se resuelva para que el PSOE sea, "lo que siempre fue" (¿qué fue?). Empecemos por el principio, como no podría ser de otra manera. Que el PSOE está en una situación difícil, es innegable. Que el cese o dimisión del Secretario General ha sido una maniobra zafia y extemporánea, tampoco cabe ninguna duda, excepto para los que tengan o compartan los criterios de los que tumbaron a la dirección. Igualmente, hay que reconocer que el Secretario General y la dirección no tuvieron un discurso coherente: no se puede decir que NO a Rajoy, que NO a las terceras elecciones y no dar una alternativa. El debate en el partido no ha sido completo, dando pié a las conspiraciones palaciegas cíclicas que han sacudido al PSOE (conspiraciones que sufren todos, pese a que no tengan o todavía no tenga repercusión mediática). Pero hay variables que diferencian las crisis anteriores con la actual: hay un partido que, con potencia, persigue electoralmente al PSOE, en  un nuevo contexto informativo-participativo. Y éste partido, pese a la animadversión que produce, no es fruto del azar : Podemos es fruto de la ausencia de análisis y autocrítica del PSOE.
 No se puede seguir actuando como si viviésemos en la década de los ochenta, cuando las incipientes estructuras de los partidos era la única vía que tenía la ciudadanía para superar, no solo cuarenta años de dictadura, sino el ruido de sables y sotanas que oscurecían a la bisoña democracia. No se valoraron las reclamaciones y exigencias de una ciudadanía diferente, más crítica y, sobre todo, interconectada. Con más posibilidades de interactuar y controlar al margen de las organizaciones tradicionales. Es cierto, como afirma el actual Presidente de la Comisión Gestora: el PSOE no es un partido Asambleario ( como ya no lo es Podemos ni ningún otro partido con representación institucional) pero no se puede negar a la militancia y a la ciudadanía la posibilidad de controlar a los cargos delegados: eso es de una época pasada, y así lo tendría que haber asumido hace tiempo el PSOE si su objetivo era y es servir y no servirse.
Pero como decía, el anunciado final del PSOE, pese a ser voceado de forma unánime en todos los medios aún está por venir. Está claro que si la decisión es abstenerse ante la investidura de Rajoy, el descrédito y esa imagen del "todos son iguales" ahondará más si cabe, con la inestimable ayuda de los medios y, por supuesto, de Podemos. Los representantes de la "nueva izquierda" se frotan las manos porque su objetivo, por el que han trabajado concienzuda e inteligentemente, está a punto de concretarse: ser la única oposición de izquierdas. Pero ese objetivo es solo parte de ese nuevo imaginario que tanto derecha como nueva izquierda han construido con la ayuda ( otro error del PSOE al no haber estructurado una estrategia de comunicación adecuada a nuevos objetivos) de los medios tradicionales y digitales cuyo objetivo tácito es seguir achicando espacios para que nada cambie realmente, aunque se consientan los relatos simbólicos (cuyo único objetivo no es transformar la realidad, sino cohesionar a sus seguidores en un ejercicio de irrelevancia efectiva)
No obstante, el debate en el PSOE tiene un segundo y seguramente un tercer acto: el congreso y las primarias. Los "riesgos" de que el Secretario General, que ha generado un sentimiento victimista (que también), vuelva a presentarse y ganar es una posibilidad, , con lo que volveríamos a la casilla de salida, pero con una penalización electoral importante.
Lo ineludible, en mi opinión, es abrir un debate, más allá de personalismos, donde la militancia y los y las votantes, simpatizantes o cualquier persona progresista pueda, si así lo desea, participar. Establecer nuevas formas de participación y control, arbitrar límites a los privilegios, instrumentos de revocación, rendición de cuentas, uso de las redes sociales para algo más que para la propaganda. En definitiva, convertir a la militancia y a la ciudadanía en los protagonistas y detentadores efectivos del poder y a los delegados en sus mandatados. Quien deba liderar esa socialdemocracia moderna y renovada deberá superar el "liderazgo heroico" y desarrollar un liderazgo relacional.
El PSOE se encuentra en un cruce de caminos sin saber cual elegir a pesar de que  se señale uno sin valorar racionalmente los costos y beneficios de esa decisión (para el partido pero también para aquellos y aquellas por lo que se existe como organización: la gente), siendo víctima de esa "razón de Estado" que no es otra cosa que la preservación del sistema.
Finalizo. En mi opinión, el principal error del sector más conservador del PSOE ha sido no valorar el interés de colocar a Podemos ante la tesitura de gobernar, con los riesgos que ello conlleva para un discurso puramente emotivo y populista, en el sentido de decir lo que todos quieren oir.
Si se repiten por tercera vez las elecciones, el resultado es casi irrelevante, pues la derecha seguirá sumando apoyos y la izquierda dividiéndolos. Los resultados serán más o menos parecidos, y seguiremos enrocados en la "imposibilidad" de que más de un 50% consiga gobernar frente al partido más votado, aunque éste solo obtenga el treinta y pico por ciento.

Angel Sánchez Sánchez

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