domingo, 12 de febrero de 2017

LA POLÍTICA SE MUEVE.

Este fin de semana han culminado, en principio, los debates en Podemos y se ha ratificado el liderazgo "tradicional" en la derecha.
En el nuevo partido de la izquierda han triunfado las posiciones lideradas por su carismático máximo dirigente, que lejos de salir tocado del proceso, sale reforzado. Ahora habrá que seguir los acontecimientos para ver como gestiona Podemos la pluralidad que se ha manifestado en su Asamblea estatal. En cambio en la derecha, lo esperado es lo sucedido: nadie se ha movido y todos han salido en la foto. La comodidad en la que se mueve el partido hegemónico de la derecha se sustenta, no solo en esa unidad de destino fraguada por el poder estatal, sino en la inexistencia de una alternativa en el escenario político que pueda hacer peligrar su posición. Es cierto que Ciudadanos parecía posicionarse como una alternativa, pero dado el eclecticísmo en el que se mueve el partido naranja, la indefinición ideológica y el papel de muleta por el ha optado, no parece que pueda seguir restándole apoyos electorales. Y todo ello pese a los sangrantes casos de corrupción que los tribunales juzgan y condenan. Una importante parte de la sociedad española está anestesiada frente a la corrupción, que pese a condenar, legitiman con un voto cuya motivación principal es un profundo conservadurismo de la miseria, no sólo en el sentido económico.
En el ámbito local, las cosas siguen por su camino. El gobierno municipal formado por cuatro partidos, continúa poniéndose de lado frente a una sociedad local que asiste de invitada a la consolidación de un conjunto de políticas continuistas sin que se atisben los cambios esperados. Las manifestaciones realizadas por algunos componentes del gobierno así lo indican: el presupuesto son "habas contadas", entonces ¿dónde se van a introducir los cambios?.
No existe tampoco voluntad de avanzar en mejoras democráticas, y como argumento se "denuncia" en qué se han convertido los plenos ordinarios, donde diferentes colectivos, que hace año y medio eran "aliados" hoy son insoportables vecinos vociferando. No existe voluntad en incidir en el tejido económico local con propuestas o ideas innovadoras. Se sigue confiando, en un gesto tipicamente "rajoyista", a que la propia dinámica mejore la situación o, en su caso, aparezca un mirlo blanco que plantee una iniciativa privada que llevarse a la boca. No existe voluntad de cumplir un punto que parecía la verdadera inflexión entre el antes y el cambio: el empleo. Se siguen destinando los mismos o mas fondos a la partida de servicios extraordinarios, manteniéndose igualmente de perfil ante una estructura administrativa heredada y con más de veinte años de "contaminación". En definitiva, poco más se puede esperar. Únicamente que el presupuesto vea la luz y comprobemos que si, que las partidas asistenciales se han incrementado, pero que a pesar de esa "asistencialidad", otras políticas que inciden directa e indirectamente en la vida de muchos y muchas vecinos y vecinas seguirán esperando su momento.
¿Y los partidos políticos locales?. Nada nuevo en un horizonte ya conocido. Nadie se ha percatado todavía que vivir al "albur" de una sociedad anestesiada, no es una actitud digna de dirigentes políticos. Que ante una sociedad acostumbrada a pensar que "todos son iguales", el liderazgo político hay que trabajárselo al margen de los rituales de campaña.
Todo indica que, pese a que la política se ha movido, se han dado cambios radicales a cómo nos encontrábamos hace unos años; que la emergencia de una sociedad cansada, aunque no se exprese a gritos, sigue existiendo; que existen herramientas, no para hacer lo mismo, sino para dar la oportunidad a muchos de expresarse, todo parece que va a seguir ese perverso curso al que inconscientemente se llama "sentido común" aunque en realidad sean tradiciones heredadas con manifiesta incapacidad para cambiarlas y ponerlas al servicio de la ciudadanía.

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