martes, 19 de diciembre de 2017

CRISIS DEL "BUENISMO".

Las candidaturas de "confluencia" o la participación de las marcas instrumentales de Podemos no han cambiado nada de la política a la que según ellos venían a cambiar. Al contrario: han emulado a sus adversarios en una estrategia partidaria que nada tiene que ver con aquel discurso "buenista" del gobierno del cambio por el que apostaban. La subjetividad ideológica como ingrediente principal de un más que evidente "infantilismo" izquierdista en su acción política institucional les ha situado, como mínimo, al mismo nivel de los que venían a combatir.
En los diferentes Ayuntamientos en los que el acuerdo plural dió la posibilidad de gobernar, como es el caso de Alicante, Sant Vicent del Raspeig, Sant Joan o nuestro mismo municipio, se han podido constatar con el paso de la legislatura, las distintas estrategias que, de forma más o menos evidente, se han desarrollado y que en algunos casos han puesto los cimientos para un final de legislatura, como mínimo, complicado.
En el caso de Alicante, la imputación del Alcalde por el fraccionamiento de unos contratos ha sido el detonando de la salida de EUPV y Compromis del gobierno municipal. Y siendo la imputación una cuestión grave, seguramente alguna otra solución se podría haber encontrado que no la de poner nuevamente en manos el PP el gobierno municipal. Sant Joant, ha visto como Compromís ha abandonado sus responsabilidades de gobierno por discrepancias con el Alcalde, en Sant Vicent fueron cesados de sus responsabilidades, y al gobierno de la Generalitat ( del PSPV-PSOE y Compromís le han "apretado" con argumentos presupuestarios que ponían en un brete las políticas que está desarrollando el Consell presidido por Ximo Puig.
Como hipótesis podríamos plantear que todo parte de una estrategia cuyo objetivo es, como mínimo, preservar un espacio político y electoral que les asegure consolidar la posición obtenida en 2015. Ahora bien: ¿ como valorará la ciudadanía el papel jugado en el gobierno de las formaciones políticas que han decidido pasar a la oposición? Es una apuesta arriesgada, pues por mucho que se esfuercen ahora desde la bancada contraria, la repercusión mediática y, por lo tanto social es siempre de menor impacto en un lugar que en el otro. De ahí que sea difícil aventurarse. Lo que si es cierto es que, al menos, la ciudadanía puede tener una perspectiva de lo que cada una de las formaciones políticas pueden aportar a la política municipal a la vista de sus actuaciones como miembros de un gobierno de coalición, al menos que la memoria, junto a una errónea estrategia comunicativa convierta las elecciones de 2019 en un regreso triunfal de la derecha a la vista de la aparente dificultad de las formaciones de la izquierda (en los diferentes municipios antes citados) para entenderse, desde la independencia pero con la responsabilidad que conlleva, no representar, sino estar junto a una ciudadanía que expresó en las urnas su apuesta por el cambio.
Lo que en mi opinión, por activa y por pasiva, es que se está demostrando que aquel discurso "buenista" con el que muchas formaciones se presentaron, o con el que conformaron coaliciones de gobierno está poniéndose en evidencia. La política, la cruel política de la realidad, está poniendo las cosas en su sitio, y con ello, devolviendo a la ciudadanía a la realidad: idealizar hasta el punto de convertir una ilusión en una promesa, es una irresponsabilidad. Querer imponer, querer realizar cambios, aunque sean meramente simbólicos, sin la participación de una gran mayoría, sin el consenso suficiente para asegurar el recorrido de las políticas más allá de las diferentes coyunturas electorales, es y será un acto contra el interés general. La democracia, como en otras ocasiones he comentado, es, afortunadamente, un sistema in tempore, o lo que es lo mismo: cada cuatro años pueden variar las preferencias de los y las votantes, exponiendo las políticas partidistas a variaciones que pueden desestabilizar las instituciones. Si algo deben aprender los representantes políticos es que, la democracia, sin cambiar ( legislativamente), ha cambiado. De una democracia donde la alternancia era coto cerrado de dos, hemos pasado a una democracia donde existe una pluralidad de actores que se suceden en los escenarios políticos, jugando todos ellos un necesario papel en la estabilidad de las políticas: la transversalidad se ha instaurado, con toda seguridad, para quedarse, y esa es una lección que los nuevos y los viejos partidos deben aprender, aunque fundamentalmente, los nuevos, cuyo discursos era dar la vuelta a un sistema político que se ha presentado como más sólido y reacio a revoluciones improvisadas y ocurrentes.


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