sábado, 15 de julio de 2017

LA FORMA "A 38"

No puedo evitarlo: soy fan de Asteris y Obelix. Los aguerridos galos que resisten al imperio romano en un pequeño rincón de la Galia, se enfrentan a doce pruebas pensadas por Julio Cesar para evaluar si son o no dioses. En esta película, que fue estrenada en 1976 en Francia (René Goscinny y Albert Uderzo) , en su prueba número ocho, se presenta a los dos famosos galos, el reto de conseguir (como dicen) "un mero trámite administrativo" en una administración romana. Aconsejo su visualización para así poder comprobar el nivel de coincidencia que muchos y muchas puedan tener con lo que se expone en el capítulo citado.
La cuestión es que, aparentemente, la administración ha cambiado poco o muy poco respecto a la que se presenta en la famosa película de dibujos animados. La burocracia, fruto de la transformación legal racional de la vieja, poco profesional y discrecional administración supone, en el contexto de principio de siglo, un avance de gran importancia. Pero las cosas han cambiado. La dinámica de la sociedad ha superado la racionalidad administrativa y, de forma mayoritaria pide, de forma tácita o explícita otra forma donde las personas sean tratadas como tal y no como meros números. Esta transformación a la que me refería respecto a la vieja (poco profesional y discrecional) administración, se retrasa en nuestro país "gracias" al franquismo. Con la transición a la democracia, uno de los principales retos es la modernización de una estructura administrativa creada de forma deliberada para no gestionar y para defender los intereses de los poderosos y adeptos a la dictadura. Se produce la "revolución" (que M.Weber definió como parte del poder legal racional) en la administración pero las carencias siguen siendo importantes pese al esfuerzo, tanto en profesionalización como en normas, reglamentos y leyes que igualaban sobre el papel a cualquier ciudadano.
En nuestro pueblo, la transformación de aquella vieja administración franquista corresponde a las primeras corporaciones democráticas. Es necesario resaltar que la administración dirigida por el PSOE ( con un lapsus de cuatro años del PSI) asumió el enorme reto de modernizar una administración atrasada y en absoluto en consonancia con el desarrollo socio económico y cultura de El Campello. Y no solo el esfuerzo de modernización, sino en la dotación de infraestructuras y la multiplicación de servicios.
La llegada, en el año 95 de la derecha al poder, supuso ( en mi opinión) un importante "impulso" cuantitativo a la administración, pero por su nivel superior. El número de técnicos se multiplicó, se creó la figura de los asesores, etc. Pero un hecho fue relevante: la administración municipal, dirigida hasta esa etapa por la carismática figura de Vicente Boix ( artífice de la definitiva adaptación de la administración local a los tiempos, con un escrupuloso respeto a la ley) fue, y voy a decirlo sin tapujos, subvertida: se puso a disposición de los intereses del partido gobernante.
No voy a extenderme en el cómo, pero los resultados están ahí ( creación de élites internas definidas por nuevos estatus económicos de dudosa legalidad, incremento exponencial de los servicios extraordinarios en detrimento del empleo público directo o indirecto, obras, convenios y acuerdos que a día de hoy todavía se está pendiente de conocer el impacto que las "indemnizaciones" tendrán para las arcas municipales, etc).
El principal reto con el que, sobre el papel, se iba a encontrar la nueva corporación era reajustar la administración a los nuevos y más exigentes tiempos. Desmontar el entramado burocrático-político, normalizar y adecuar la administración a las exigencias de mayor transparencia y democracia, en definitiva, acercar la administración a una ciudadanía cuya visión de la misma era meramente recaudatoria. Pero el balance, pese al optimismo del Alcalde actual, es poco esperanzador. Cuanto éste habla de "cambio de dinámicas" la pregunta que se suscita inmediatamente es: ¿a qué dinámicas se refiere y cuales han sido los cambios?. Las élites siguen existiendo, el sentimiento de la ciudadanía sigue siendo esa visión de mero instrumento recaudatorio, una parte de los fondos que pudieran emplearse en crear bienestar siguen empleándose en servicios que, más allá de lo extraordinario son estructurales, etc. Entonces, ¿a qué tipo de dinámicas se refiere el Sr. Alcalde?.
Demasiados "tics" se siguen repitiendo como para vender una agenda claramente continuista, donde la capacidad de adaptación ( a la que también se refiere el Sr. Alcalde) de los cargos políticos ha sido en la línea de una "institucionalización" que les ha separado de aquellos elevados objetivos que dijeron defender en la campaña previa a las elecciones de mayo de 2015 y que la ciudadanía apoyó en espera de un cambio que no ha llegado.

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