domingo, 30 de marzo de 2014

PENSAR

Todos y todas pensamos. Normalmente centramos nuestras reflexiones sobre lo cotidiano, sobre los problemas y acontecimientos que  nos van sucediendo, sin reparar en que no nos paramos a pensar sobre esas "cosas", más allá de lo cotidiano pero que nos ayudan a construir lo venidero; o al menos a intentar entenderlo.

Desde pequeño he sentido una curiosidad por los demás. Una especie de empatia, fundamentalmente por personas que me transmitían un especial ensimismamiento, una sensación de sufrimiento. He pensado a lo largo de los años como sería la vida de ésta o aquella persona, cuales serían los problemas que le quitarían el sueño, cuales sus apoyos, sus relaciones y sus anhelos. No he podido evitarlo nunca. Ya fuese caminando por la calle, ya viajando en transporte público, ver a esas personas que nos rodean y que son tan invisibles como nosotros para ellas, me ha provocado momentos de reflexión. Desde pequeño me pregunté por los motivos de muchas cosas que sucedían a mi alrededor y que quería entender. Cómo y porqué unas personas se relacionaban con otras y de qué manera; cual era ese "pegamento" que mantenía a los grupos unidos y el motivo por el que los desunía, el motivo de la amistad y la enemistad. Pero, principalmente, he tenido sentimientos muy fuertes hacia esos seres humanos que, ya fuese por su aspecto, ya fuese por su gesto, transmitían sufrimiento. He mirado a los niños pensando en esa inocencia inmersa en un mar de sufrimientos y de preocupaciones que parecían no sentir. En esa inocencia cogiendo de la mano a un adulto al que se aferraban como su nexo con el mundo, su guía hacia el futuro. He mirado a esos adultos que, con los ojos tristes miraban hacia ningún sitio asiendo con fuerza la mano de ese incierto futuro que habían traído al mundo.

No he podido evitarlo, siempre he sentido empatía. Y ese sentimiento me ha hecho buscar los porqués de muchas cosas cuando la gente que me rodeaba tenía otras preocupaciones. He "perdido" el tiempo buceando entre personas de otros tiempos que dedicaron su vida a, ¡Pensar!. Y he descubierto ( a veces pronto, pero casi siempre tarde) que a lo largo de la historia del ser humano, la empatía ha sido una motivación, una preocupación por buscar esos porqués.  Y me he sentido feliz y al tiempo triste al encontrar reflexiones que en apariencia explicaban o daban sentido a mis ideas, pero al tiempo he encontrado otras que abiertamente contradecían las que parecían sólidas y para siempre. He estudiado, he leído con ansiedad. He buscado y sigo buscando, a pesar de que los años ya se van acumulando y, a veces ( solo a veces) pienso en el esfuerzo tan inútil de seguir buscando. Pero esa sensación de frustración pasa rápidamente cuando leo una idea que, coincidiendo con la mía, fue formulada hace siglos, o hace años, o simplemente, hace meses por otra persona que sentía la misma necesidad que yo.

Y sigo buscando. Y mientras busco, me encuentro a mi mismo en todas esas reflexiones, positivas, negativas, contradictorias. Y me sumerjo en los pensamientos de tantos intelectuales intentado hacerlos míos para así poder valorar, sopesar y reflexionar sobre esas ideas que persiguieron y persiguen explicar y explicarse las cosas.

Demasiadas preguntas y muy poco tiempo para encontrar respuestas. Pero seguiré buscando, creo que hasta el fin de mis días porque, a pesar de que a mi alrededor veo crecer la estupidez, se que hay respuesta para ese fenómeno que cada día es más "normal" en nuestra sociedad. Se que tiene una explicación y un porqué. Si no buscamos esos porqués, simplemente intentaremos desenvolvernos en un medio que cada día es más hostil, más agresivo y que nos empuja a vivir sin pensar. Si dejase de buscar explicaciones, seguramente el único instinto ( el de la supervivencia) me transformaría, al igual que sucede con esa gran mayoría de seres invisibles los unos para los otros. Al igual que esos cientos, esos miles, esos millones de personas que han aceptado el sometimiento a una vida sin pensar, centrados únicamente en dar satisfacción a las pulsiones más primarias en detrimento de la reflexión, de la búsqueda de los sentidos de nuestra vida.

Nos desenvolvemos en campos de lucha, pero es necesario saber porque unos luchan y otros simplemente merodean por el campo; necesito saber porqué unos adquieren hábitos y otros simplemente esperan a que otros les indiquen como seguir viviendo. Es una necesidad que, evidentemente, no me lleva a ningún sitio concreto, a ningún sitio material. Pero, siendo mi objetivo encontrar respuestas, seguramente lograr la satisfacción personal de conocer, de saber y de entender me resulte más satisfactoria que cubrir los instintos impuestos (esas imposiciones no son vistas como tales, pasando a ser una herencia que se transmite, un sinsentido que se transforma en cultura) . No lucho por una recompensa, no tengo como objetivo lograr un estatus o una posición ( ni económica, ni social, ni cultural...). Lucho contra mi mismo, contra la comodidad de mis ideas concebidas hasta no hace mucho como un hecho sólido e impenetrable. Lucho por resolver, en la medida que pueda, las contradicciones de mi vida y así poder entender la que me rodea. Lucho, contra el sentimiento de que lo irremediable, lo inevitable es lo normal. 

Creo que a partir de ahora, con algún paréntesis opinativo ( no puedo evitarlo), lo que transcriba en éste blog serán ideas y conclusiones a esa búsqueda ,pero huyendo de cualquier tipo de academicismo pues, si algo odio es al pretencioso que, aprendiéndose cuatro ideas, las recita y repite como un mantra cuya única utilidad es situarlo intelectualmente por encima de esa media a la que realmente pertenece. Lo que escriba, con un lenguaje que siempre será el mio y, evidentemente, con referencias aprendidas y asumidas (pero no referidas) de forma explicita, porque las usaré para explicarme públicamente las cuestiones y dudas que haya podido aclarar ( ojala que resolver).

Si en algún momento, alguno de los que puedan leer el blog piensa que es posible que la reflexión o el pensamiento que planteo sea de interés, que vale la pena "perder" un rato reflexionando ( o incluso leyendo) sobre el, habré sumado un ser humano más a la causa del pensamiento y la reflexión (sin ninguna pretensión).

No odio a la sociedad, porque ésta no es fruto de sí misma, sino producto de situaciones, hechos y relaciones que condicionan su desarrollo. Pero si me preocupa que mis hijas tengan que integrarse en un entorno hostil para la sensatez y la racionalidad; en un entorno de competencia construido por el miedo, el terror y la ignorancia. 

Y por hoy, creo que es suficiente. Pero amenazo con seguir, pues a pesar de que muchas de las cosas que digo en voz alta causan sonrisas y risas, considero que éstas actitudes son solo un instrumento de defensa y mera supervivencia que, excluyendo lo que no entiende, justifica la ignorancia y la estupidez impuesta. ¿Por quién?...lee amigo, lee.

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