jueves, 10 de abril de 2014

BILY EL NIÑO, MUÑECAS…GARZÓN, ELPIDIO Y BLESA

Nombres muy conocidos por todos y por todas. Unos, porque, pese a la amnistía promulgada en la transición, han sido conocidos gracias al ejercicio de la justicia universal ( de la que España, “gracias” al actual gobierno, ha renegado, convirtiendo nuestro país en un verdadero paraíso para los delincuentes internacionales), otros, porque se preocuparon por aplicar la justicia en casos flagrantes de delito y el último, por ser la cara más visible del saqueo bancario producido en España con el beneplacito del Estado.

El caso de los torturadores franquistas es sangrante, por estar “protegidos” por las estructuras que presuntamente tienen que velar por el Estado de derecho. El caso de los jueces, por ser ese mismo Estado de derecho quien les ha condenado, en un ejercicio de hipocresía judicial basada más en la venganza que en la aplicación de la ley, y en el último, y pese a las pruebas, no solo de ser el presunto cerebro del saqueo de Caja Madrid, pese a las pruebas de ser uno de los protegidos de la estructura presuntamente delictiva de la derecha política, pese a ser un presunto corruptor, la justicia se presenta laxa y consentidora.

En mi opinión, creo que no extraditar a los torturadores tardofranquistas reabre dramáticamente las heridas de aquellos que fueron sus victimas y, lo que es más grave, penaliza a todas las victimas de la dictadura, que lo fueron, a manos del Estado Español que, ahora protege a los torturadores y que, por sistema, impide que los asesinados por el franquismo/fascismo sean buscados y enterrados con dignidad. La herida sigue abierta, y lo sigue, no porque los que enarbolamos la tricolor queramos reabrir heridas, sino porque las heridas, no siendo cerradas, aparentemente son aderezadas con sal para que sigan doliendo. El Estado es responsable, pues los torturadores fueron el brazo ejecutor de un sistema que tenía como objetivo someter y aniquilar a los discrepantes a través del terror. Y como responsable, y con el objetivo de culminar definitivamente la superación ( más allá de la mera transición) del franquismo/fascismo tiene la obligación de compensar convenientemente ( nunca suficientemente) a las victimas de un régimen que sigue “gozando” de un prestigio vergonzante.

Habrán ciudadanos y ciudadanas que, desde la distancia en el tiempo, consideren que no es oportuno, ni juzgar a los torturadores, ni devolver la dignidad a las victimas, pero esto forma parte de la perversa transmisión cultural a la que el franquismo transformista nos sometió, convirtiendo la historia en una mera anécdota, siempre en beneficio de los poderes que mantuvieron, sustentaron y se aprovecharon del terror fascista.

El caso de los jueces “laminados” por el Estado de Derecho es la penúltima prueba de que el sistema de justicia hace agua y que debe ser reformado, pero la paradoja es que debería serlo por los mismos que le dan fortalece y lo sustentan por interés. Esto es otra de las cuestiones que debe ser reformada con urgencia, pues nos coloca casi al borde de la “república bananera”.

Y termino. El tal Blesa y otros banqueros que han ido pasando desde sillones ministeriales a las enmoquetadas salas de diferentes consejos de administración , deben ser juzgados por sus delitos económicos ( para algunas familias humildes, no ya delitos, sino crímenes) demostrando que el Estado de Derecho lo es, para todos, sin que primen razones de estatus económico o relaciones políticas.

Y, ¿qué pasará con el juez Ruz, que está apuntando a que el partido del Gobierno se nutrió y financió con fondos ilegales?, ¿será laminado, o el sistema democrático español actuará con contundencia, aplicando la Ley como a cualquier ciudadano que lo hubiera hecho?

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